Existen un total de cuatro muelas del juicio, una por cada cuadrante de la boca, aunque es cierto que en realidad su nombre médico más correcto es el de cordales. Consisten en los terceros molares, y se encuentran situadas en la última posición de la línea de la dentadura, justo al fondo de la boca.
Es decir, los encontramos situados en la última posición dentro de la arcada dental, presentan por tanto la última posición y son los últimos en salir. Por este motivo se aconseja mantener siempre una adecuada higiene oral, incidiendo sobre todo en esta zona de la boca, donde de hecho cuesta muchísimo mantenerla limpia.
En la actualidad, dado que las mandíbulas se han reducido, es común que muchas personas se cuestionen acerca de su utilidad, en especial aquellos que ya han sufrido algún problema o molestia de salud como consecuencia de ellas.
¿Cuáles son las funciones de los cordales?
Hoy en día muchos estudiosos se preguntan acerca de cuáles son las funciones de las muelas del juicio, especialmente si tenemos en cuenta que su extirpación es sumamente habitual y común, derivada sobre todo en la gran cantidad de problemas que los cordales tienden a ocasionar.
Lo cierto es que hoy día las muelas del juicio no presentan ni poseen una función destacable o importante. Pero para encontrarnos con una respuesta clara acerca de si antaño eran o no realmente útiles, debemos hacer caso de algunas teorías sobre la evolución, que indican que el hombre antiguo necesitaba los cordales para mantener la alimentación que tenía por aquel entonces.
Al tener una dieta mucho más dura las muelas del juicio cumplían con una importante función: ayudaban a triturar los alimentos más duros, como era el caso de carne cruda o raíces de plantas y árboles.
En esos momentos sus mandíbulas eran mucho más grandes, disponiendo del espacio suficiente y necesario para que éstas erupcionaran sin causar problemas.
Sin embargo, con el paso del tiempo y dependiendo sobre todo de la evolución de la alimentación, el tamaño de las mandíbulas de nuestros antepasados fue disminuyendo, y la muela del juicio continúa apareciendo.
Como vemos, en realidad hoy día las muelas del juicio no solo no son útiles, sino que suelen convertirse en una causa clara de muchos problemas de salud, así como otras tantas molestias, no aportándonos prácticamente ningún beneficio.
De hecho, en la mayoría de las ocasiones se aconseja la extracción de las muelas del juicio, fundamentalmente porque muchas personas no cuentan con el espacio suficiente en su mandíbula como para que la erupción de los terceros molares sea la correcta.
Por ello, al tener poco espacio estos molares tienden a empujar otros dientes causando dentaduras disparejas o molestias en la mordida. Sin contar con el dolor que causan durante su erupción.
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El problema es aún mayor cuando el cordal no erupciona en su totalidad, o lo hace en horizontal. Esto puede causar aún más molestias, puesto que ocasionan inflamaciones dolorosas, afectación de los dientes siguientes e infecciones repetidas.
¿Por qué se les llama muelas del juicio?
Debemos tener en cuenta que los terceros molares o cordales tienden a aparecer en la adolescencia, aproximadamente entre los 16 a los 20 años, aunque pueden no erupcionar hasta los 26 años (que es considerada como la edad máxima posible de aparición).
Por este motivo son conocidas como las muelas del juicio, porque a estas edades se considera que una persona ya posee un mayor juicio que cuando erupcionan el resto de piezas dentales, entendiéndose el “juicio” como acto de cordura o madurez de una persona.
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