¿Sabías que, cada segundo, se producen en nuestro cerebro una serie de «chispazos» eléctricos que permiten que las neuronas se comuniquen entre sí?. Sin embargo, cuando esas descargas eléctricas son anormalmente fuertes nuestro cuerpo puede llevar a convulsionar.
Una convulsión consiste en una descarga eléctrica anormal del cerebro, que puede afectar a un determinado área focal pequeña del cerebro, o bien ser generalizada y por tanto afectar al cerebro entero.
De esta forma, el área afectada por la convulsión tiende a perder momentáneamente su capacidad para regular la función, pudiendo finalmente reaccionar sin control. Por ello, dependiendo del área cerebral en el que la convulsión ocurra, los síntomas serán más o menos evidentes (o alarmantes).
Pongamos un ejemplo. Cuando una convulsión afecta al cerebro entero todas las extremidades pueden temblar sin control. Sin embargo, si la convulsión se produce en un área del cerebro que controla una pierna, entonces esa pierna podrá temblar de forma reiterativa.
Lo cierto es que la actividad eléctrica del cerebro anormal puede ocasionar síntomas alarmantes evidentes, o incluso no presentarse ningún síntoma o señal en absoluto. No obstante, en la mayoría de las ocasiones tienden a producirse convulsiones severas, entre las que se producen sacudidas violentas y la pérdida del control. En cualquier caso, las convulsiones leves pueden igualmente ser un indicativo de la existencia de algún problema médico significativo.
¿Cuáles son las causas de las convulsiones?
Tanto las convulsiones leves como las más graves o alarmantes (por los síntomas que producen) pueden ser causados por determinadas afecciones médicas, patologías o enfermedades, y también por determinados hábitos, aunque la causa popularmente más conocida es la epilepsia. Pero no es la única causa.
Podemos resumir a continuación las principales causas que podrían alterar el cerebro y ocasionar convulsiones:
- Infecciones cerebrales, como por ejemplo es el caso de la meningitis.
- Desequilibrio electrolítico.
- Choque eléctrico.
- Presión arterial muy elevada.
- Fiebre.
- Ahogo.
- Insuficiencia hepática o renal.
- Accidente cerebrovascular.
- Niveles bajos de glucosa en la sangre.
- Lesiones cerebrales durante el parto.
- Mordidas o picadas de determinados insectos o animales.
- Tumores.
- Golpes fuertes en el cráneo (traumatismo de cráneo).
- Síndrome de abstinencia alcohólica.
- Abuso de drogas. Síndrome de abstinencia a las drogas.
¿Cuáles son los síntomas de las convulsiones?
Cuando se produce una crisis convulsiva generalizada la persona afectada pierde la conciencia, cae de inmediato al suelo y sufre sacudidas alarmantes y rápidas de todos los músculos del cuerpo.
Estas convulsiones también afectan a los ojos, ya que éstos tienden a adquirir posiciones anormales o pueden llegar a ponerse en blanco.
Por otro lado, puede producirse la salida de espuma por la boca, realizarse ruidos inusuales (como gruñidos), cambios repentinos de temperamento o la pérdida del control de la función vesical o intestinal.
Señales que advierten de la convulsión
En algunas ocasiones pueden presentarse señales de advertencia antes de que la convulsión aparezca. Podemos prestar especial atención a alguno de los siguientes síntomas:
- Cambio de temperamento.
- Cambios en la visión.
- Molestias estomacales.
- Sensación repentina de ansiedad o miedo.
- Mareos y náuseas.
En muchos casos la convulsión dura menos de 5 minutos, pero en algunas ocasiones puede llegar a prolongarse hasta los 15 minutos. En cualquier caso, aunque dure solo unos segundos es fundamental siempre consultar con el médico.
¿Qué hacer ante una convulsión?
Una persona puede ayudar muchísimo a otra que esté sufriendo una convulsión. Puedes seguir las siguientes pautas y consejos básicos:
- Mantén la calma: trata de tranquilizarte en primer lugar, para que puedas actuar debidamente. Al principio, sobre todo si es la primera vez que ves una, es normal que te alarmes y te pongas nervioso/a, pero trata de actuar de forma calmada ya que hacerlo de manera precipitada podría incluso empeorar la situación.
- Cómo colocar a la persona afectada: con cuidado recuesta a la persona en el piso, volteándola suavemente hacia un lado para favorecer tanto la respiración como la expulsión de la saliva. Coloca algo blando bajo su cabeza, con cuidado y con suavidad, para evitar que se golpee.
- Retira objetos peligrosos: todos aquellos que tenga la persona alrededor y que puedan producirse lesiones o golpes, tales como objetos duros o con filos.
- Permanece: quédate quito a su lado y permanece con la persona hasta que la convulsión haya pasado y se encuentre completamente consciente.
- ¿Qué más hacer?: afloja todo aquello que pueda oprimirle el cuello, tales como camisas apretadas, corbatas o pañuelos. Si tiene gafas retíraselas con cuidado.
¿Qué no hacer ante una convulsión?
Aunque en el caso de la epilepsia existe la creencia que debemos introducir una prenda de ropa en la boca de la persona afectada para evitar que se haga daño en los dientes y que se trague la boca, en realidad es un completo error. Es decir, no es recomendable introducir algo en la boca. ¿Sabías que es suficiente con colocarla en posición lateral?.
Evita llevar a cabo maniobras de reanimación cardiopulmonar, solo haciéndolo cuando la persona no respira de forma espontánea, y sólo cuando acabe el cuadro convulsivo.
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