Seguramente estarás de acuerdo con nosotros cuando decimos que no hay nada más molesto que un ataque de tos. Y no cualquier tipo de tos, sino aquella que por mucho que tragues saliva o carraspees no se calma. En estas ocasiones, suele ser muy común que la tos que causa este tipo de ataque sea la conocida como tos seca (también denominada tos improductiva o tos irritativa, fundamentalmente porque es un tipo de tos que no segrega expectoración; es decir, mucosidad o flema).
De hecho, con cada ataque de tos tendemos a irritar aún más nuestra garganta, lo que en definitiva se convierte en un círculo que vuelve a morderse la cola nuevamente cada vez que tosemos, ya que la irritación ocasionará más tos.
Pero lejos de lo que en realidad tiende a pensarse, no debemos olvidarnos de algo fundamental: la tos no es una enfermedad o un problema, es un mecanismo de defensa que nuestro cuerpo utiliza para limpiar las vías respiratorias de sustancias o elementos extraños. Evidentemente, dependiendo de si el ataque de tos es muy intenso o repetitivo, sí puede convertirse en un problema.
Aparece sobre todo ante una gripe o un resfriado, que ocasionan la infección e inflamación de la garganta (faringitis). También surge como consecuencia de la irritación e inflamación de la laringe (laringitis), pero es importantísimo conocer los distintos tipos de tos que pueden darse para saber qué tratamiento debemos escoger para su alivio.
Y es que la tos puede ser seca o con mucosidad (flemas). En el caso de que nos encontremos ante una tos con flemas significa que existe una acumulación de mucosidad, presente en nuestras vías respiratorias. Como consecuencia de ello, nuestro organismo utiliza la tos como mecanismo de expulsión, con el objetivo de liberarse de esa flema presente en nuestra garganta y en nuestros pulmones.
En el caso de que nos encontremos ante una tos seca, la causa que origina su aparición es la irritación que se produce en los receptores de la tos, pero en realidad no existe la necesidad de expulsar mucosidad o secreciones, puesto que su causa es bien diferente.
¿Qué jarabe escoger? ¿Antitusivo o mucolítico?
Aunque los jarabes para la tos cumplan con la función de ayudarnos a calmar y aliviar la tos, lo cierto es que debemos conocer la diferencia entre los jarabes antitusivos y los jarabes mucolíticos, dado que sus cualidades serán evidentemente diferentes.
El jarabe antitusivo
El jarabe antitusivo es también conocido con el nombre de jarabe antitusígeno. Son útiles para aliviar la tos, en especial la tos seca o irritativa, dado que actúan sobre nuestro sistema nervioso central con el fin de disminuir o eliminar el reflejo de la tos.
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Por un lado, el jarabe antitusivo deprime el centro bulbar de la tos, adormeciendo la rama aferente del reflejo de la tos, y además actúa modificando los factores mucociliares. De esta forma, ayuda a calmar y eliminar la tos.
¿Y por qué son útiles en caso de tos seca? Muy sencillo, dado que la tos seca no genera ningún tipo de lubricación para el sistema respiratorio, tiende a irritarlo. Y al irritarlo la tos se prolonga, se intensifica y se agudiza. ¿El resultado? Aparece más tos, más intensa y prolongada. Por ello son útiles, porque ayudan a calmar la tos actuando directamente sobre el sistema nervioso central.
El jarabe mucolítico
El jarabe mucolítico es también conocido con el nombre de jarabe expectorante. Y, como su propio nombre indica, son útiles para aliviar la tos productiva, que se segrega expectoración (mucosidad), con el fin de que ésta no se acumule en nuestro sistema respiratorio y nos ocasione problemas mayores.
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La tos, como ya comentábamos anteriormente, se convierte en un mecanismo de expulsión fundamental que precisamente nuestro cuerpo utiliza para eliminar la concentración de mucosidad presente en las vías respiratorias. Sin embargo, el jarabe mucolítico ayuda a acelerar el proceso de expulsión de la mucosidad.
¿Y cómo actúa el jarabe mucolítico? Por un lado aumenta el aclarado mucocilar, cualidad que se traduce permite un mejor fluido de la mucosidad, disminuyendo por tanto tanto la frecuencia como la intensidad de la tos.
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