La obesidad se ha convertido en los últimos años en una auténtica epidemia, la cual afecta a millones de personas en todo el mundo, y que de hecho cada vez va más en aumento, sobretodo en edades incluso bien tempranas (obesidad infantil).
Son varios los tratamientos que existen para reducir la obesidad y el sobrepeso. Como sabes, mantener una alimentación sana basada en frutas, verduras, hortalizas, pescado y carnes blancas es fundamental en este sentido.
Pero en algunos casos, los tratamientos naturales basados en dieta y ejercicio no funcionan del todo, momento en el que hay que plantearse la denominada como cirugía para la obesidad.
Cirugía para la obesidad
Se conoce por cirugía para la obesidad al tipo de cirugía que, precisamente, se emplea en el tratamiento para la obesidad, siendo la más recomendada en aquellos casos en los que ni la dieta ni el ejercicio físico haya ayudado en la pérdida de peso.
Se realiza en clínicas y hospitales que cuenten con unidades especializadas, en cuyas operaciones participan una gran variedad de especialistas en la materia (desde anestesistas a endocrinólogos, pasando por cirujanos y psiquíatras).
Tal y como te exponíamos de manera muy resumida en las líneas anteriores, sólo se aplicará este tratamiento a aquellas personas que tengan un Índice de Masa Corporal (calculadora de IMC) mayor o igual a 40, o bien con un índice superior a 35, siempre y cuando presenten enfermedades consideradas como graves relacionadas con la obesidad.
Técnicas y tratamientos de cirugías para la obesidad
Principalmente existen tres tipos de cirugías para la obesidad:
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Técnica restrictiva: Son aquellas que reducen el volumen del estómago, y la pérdida de peso se produce sobretodo por la menor ingesta de alimentos.
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Técnica malabsortiva: Mantiene la ingesta de los alimentos en sí pero provoca una malabsorción de los mismos, eliminándose la mayor parte de los nutrientes mediante la deposición.
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Técnica mixta: Viene a ser una combinación de los anteriores.
Contraindicaciones
Este tipo de cirugía cuenta con una serie de contraindicaciones que impiden su uso en los siguientes casos:
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Historia clínica de drogadicción y/o alcoholismo.
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Obesidad de causa congética y endocrina.
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Enfermedad neoplásica renal o de hígado en estado avanzado.
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Trastorno psiquiátrico grave.
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Presencia de retraso mental (moderado o profundo).
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