Aunque durante el embarazo la futura mamá puede -y debe- comer de todo, especialmente alimentos nutritivos, sanos y saludables, debe tener ciertas precauciones con determinados alimentos por el riesgo que pueden suponer tanto para su salud como para la salud del bebé. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la carne o el pescado, ya que si se encuentran en mal estado, se consumen crudos o mal cocinados, pueden transmitir una serie de enfermedades cuyas infecciones podrían convertirse en un serio peligro para el correcto desarrollo de la gestación.
Pero esto no solo ocurre con la carne o con el pescado. También sucede con los vegetales y hortalizas que habitualmente consumimos crudas en forma de ensalada. ¿Sabías que, por ejemplo, puedes infectarte de toxoplasmosis por consumir tomate, lechuga o pepino -entre otros- contaminados, y sobre todo mal lavados?.
Qué carne escoger y cómo prepararla -y cocinarla- de forma segura
Además de cuidarnos en el estado y cocción de la carne que vayamos a consumir, también es fundamental saber escogerla bien, y elegir entre variedades más adecuadas desechando aquellas no tan aconsejables durante los meses que dure la gestación.
Por ejemplo, se aconseja evitar por completo la carne de caza, ya que además de ser más difícil de digerir (proceso que puede costarte aún más durante el embarazo), tiende a producir una mayor cantidad de desechos metabólicos.
A su vez, debes fijarte bien en el estado de la carne que vayas a comprar. No solo asegurarte en su etiquetado que la carne proceda de animales nacidos, criados y sacrificados en nuestro país (por ser mucho más seguro, al ser una carne más fresca), sino comprobar la calidad de está en función a si ha llegado a soltar mucha agua en la bandeja en la que ha sido envasada.
A la hora de prepararla, si la vas a cocinar tú, debes mantener ciertas precauciones: asegúrate siempre de lavarte las manos con agua caliente y jabón tanto antes como después de manipular la carne cruda, trata de que ésta no entre en contacto con el resto de alimentos, y evita volver a colocar la carne poco cocinada en la tabla de la carne donde la has podido cortar y manipular cuando estaba cruda (especialmente si aún no la has lavado y limpiado bien), ya que los posibles patógenos que tenía la carne seguirán estando en la tabla, y el trozo cocinado volverá a contaminarse.
¿Y a la hora de comerla?
A la hora de consumirla es de vital importancia haberla cocinado muy bien, y que no posea partes o trozos que puedan estar crudos. En estos casos, basta con volver a colocarla en la plancha o sartén y seguir con la cocción unos cuantos minutos más.
¿Y cómo asegurarte de que ha sido bien cocinada? Muy sencillo: fíjate si el trozo que vayas a comerte posee una mancha rosada o, en los puntos más gruesos, algo de sangre. Si es así, aún tiene partes crudas y por tanto no ha sido bien cocinada. También puedes comprobarlo haciendo algunos cortes en la parte más central, de manera que si está más rosada o con manchas de sangre lo aconsejable es volverla a cocinar un poco más.
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