Cada verano muchas personas se preocupan por la salud de su piel, y tienden a protegerla –en muchas ocasiones no de la manera más correcta o adecuada- en esos días en los que van a la playa o toman el sol en la piscina. Sin embargo se olvidan que, en realidad, debemos proteger nuestra piel siempre que salgamos a la calle y no solo en verano. El motivo es más que evidente: el sol no solo aparece en los meses de verano, está siempre ahí, y en aquellos días en los que salimos a la calle y/o pasamos largos ratos fuera de casa en el exterior es igualmente importantísimo protegernos la piel con un fotoprotector solar. Si tienes dudas te recomendamos leer nuestra nota en la que te explicamos cómo proteger la piel para tomar el sol.
En lo que a la protección de la piel del sol se refiere, no hay duda que si tienes un bebé ésta es aún más importante, ya que la piel del bebé es especialmente delicada y si no la protegemos debidamente se quema con muchísima facilidad. Por ello la mamá o el papá debe preocuparse –y ocuparse- en su adecuada protección, especialmente para mantenerla en perfecto estado de salud y evitar que sufra daños a pesar de los rayos del sol, que luego en la edad adulta pueden ser muy peligrosos (sobre todo si la protección solar no es la adecuada y se producen quemaduras solares continuas, ya que aumenta el riesgo de que el pequeño sufra un cáncer de piel en la edad adulta).
¿Por qué debemos siempre proteger la piel del bebé del sol?
La piel del bebé y del niño es más sensible a los rayos solares, fundamentalmente porque es más fina que la de una persona adulta, y porque todavía no produce la cantidad adecuada de melanina, cuyos melanocitos tienden en realidad a funcionar normalmente a partir de los dos años.
De hecho, ¿sabías que bastan solo 10 o 15 minutos de exposición al sol para que la piel de un bebé o de un niño se queme?. Evidentemente, la fotoprotección solar debe mantenerse todo el año, puesto que el bebé puede quemarse incluso en días nublados o cuando haya frío, dado que la radiación UV sigue estando presente aún cuando la luz del sol no sea visible y no sintamos calor.
Consejos útiles para proteger la piel del bebé del sol adecuadamente
Evita la exposición directa si el bebé es muy pequeño
Es preferible evitar, en la medida de lo posible, la exposición directa al sol en los primeros 3 a 6 meses de edad del bebé, ya que en los primeros meses de vida la piel del pequeño tiende a ser aún más delicada. En especial entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, que son los momentos del día en los que los rayos del sol son mucho más fuertes.
Aplica siempre un protector solar
Siempre que vayas a salir a la calle con el bebé, o cuando vayas a ir un ratito a la playa o a la piscina con él, es importantísimo proteger su piel con protector solar. Incluso aunque pongas al bebé en la sombra, ya que en realidad sólo los bebés que estén en lugares cerrados o en zonas abiertas pero completamente sombreadas son los que pueden permanecer sin protección solar.
Actualmente en el mercado puedes encontrar distintas marcas y protectores solares especialmente concebidos para la protección de la piel de los más pequeños. Sobre el índice de SFP, se aconseja que sea al menos de 30 o más alto.
¿Y cuándo aplicar el protector solar? Es aconsejable hacerlo al menos 30 minutos antes de salir, y luego volver a aplicarlo de nuevo cada 2 horas, sobre todo si el bebé ha sudado o ha estado jugando en el agua. En estos casos también se recomienda utilizar un protector solar a prueba de agua.
La ropita más adecuada para ponerle
Es aconsejable que el bebé lleve siempre un sombrero o una gorrita para protegerlo tanto del sol como del calor. También pantalones largos de tela ligera y camisas de manga larga. Se recomienda, de hecho, utilizar tejidos de algodón y de lino por ser los más frescos y los que absorben mejor el calor.
Imágenes | Eduardo Merille / iStock
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