Cuando el niño alcanza la infancia, y cuando prácticamente el pequeño ya come de todo, muchas son las madres que se preguntan acerca de si es correcto que el niño pueda tomar o no café.
Es habitual que, por ejemplo, los pequeños (aproximadamente desde los 6 o 7 años) tomen su café con leche por la mañana en el desayuno, o por la noche en la cena. Pero, ¿es esto correcto?.
Diferentes estudios científicos han demostrado que tomar cafeína no produce efectos negativos ni riesgos para la salud de los pequeños. Pero, ¿qué hay de cierto en ello?.
Los niños y el consumo de café
Aunque es cierto que son muchos los beneficios del café, y que particularmente encontramos en una buena taza de café, es cierto que no existen unas opiniones más o menos claras en un tema que, cada vez, preocupa a muchas madres: ¿los niños pueden tomar café?.
La cafeína es un excitante que, tomado en su justa medida (unas tres tazas de café al día es considerado un consumo recomendado y normal), no provoca efectos secundarios. Es más, aporta una serie de virtudes muy interesantes para activar el sistema nervioso, “despertarnos” por las mañanas y prevenir los dolores de cabeza.
No en vano, si bien es cierto que el ser humano no requiere del consumo de cafeína para poder vivir correctamente, su consumo normal y moderado no está relacionado con un riesgo real para la salud, aunque surjan siempre noticias erróneas que indiquen lo contrario.
Entendido esto en el consumo de café por parte de un niño, es cierto que ésta no tiene efectos perjudiciales, pero su consumo no es en absoluto recomendable para niños pequeños.
Las bebidas con cafeína, exceso de azúcar y los niños
Por otro lado, cuando hablamos de café evidentemente no solo nos referimos a la típica taza de café solo, o de café con leche. Y es que no debemos olvidarnos de que los niños suelen consumir la cafeína que contienen los refrescos de cola. Sin embargo, en esta ocasión nos encontramos con doble problema: por un lado el excesivo consumo de cafeína, y por el otro la increíble cantidad de azúcar que poseen este tipo de bebidas.
De hecho, una amplia variedad de estudios científicos han constatado que aquellos niños que consumen una o más bebidas azucaradas de apenas 355 mililitros al día presentan un 60% más de probabilidades de sufrir obesidad a lo largo del tiempo.
Además, es tremendamente habitual que las bebidas con cafeína contengan calorías vacías; esto es, calorías que no proporcionan ningún nutriente, no aportando las vitaminas y los minerales tan necesarios para el desarrollo del pequeño, exponiéndoles a su vez a sufrir deficiencias nutricionales.
Por qué no es aconsejable que los niños beban café
Aunque determinados especialistas médicos indican que tomar una taza de café suave con leche no implica riesgos para la salud del niño, te recomendamos que los niños (independientemente de su edad) no consuman bebidas ricas en cafeína, como es el caso del café (aunque también se incluyen las bebidas refrescantes de extractos, muy consumidas por los pequeños a pesar de su contenido en cafeína).
En caso de duda, siempre puedes preguntar a tu pediatra, aunque también existen otras alternativas, como es el caso del café descafeinado, o de un buen vaso de leche sola, prescindiendo del café en sí mismo.
Entre otros efectos, el exceso de cafeína especialmente en los niños (por ser muchísimo más sensibles), podemos mencionar:
- Inquietud, nerviosismo e intranquilidad.
- Dolor de cabeza.
- Molestias en el estómago.
- Aceleración del ritmo cardíaco.
- Dificultad para conciliar el sueño y para concentrarse.
- Aumento de la tensión arterial.
- Puede contribuir a la deshidratación.
¿Y qué ocurre con el té? ¿El niño puede tomar té?
A pesar que muchos pediatras y nutricionistas recomiendan que los niños, especialmente aquellos menores de 8 años, no consuman café (en todo caso, café con leche, y siempre de manera puntual, nunca diaria), lo cierto es que el té se caracteriza por contener una menor cantidad en cafeína.
De hecho, en determinadas culturas como por ejemplo es el caso del Reino Unido, existe la tendencia de introducir el consumo de té en los niños a una pronta edad, de forma que existen familias que incluso le dan té a sus hijos desde los seis meses de edad, a pequeños sorbos.
No obstante, se trata de una bebida que causa muchísima controversia entre los especialistas, especialmente porque algunos estudios científicos han demostrado beneficios para el pequeño y también algunos efectos no tan positivos.
Por ejemplo, algunos de esos estudios negativos han encontrado que beber algunas tazas de té al día contribuyen a la reducción de la asimilación del calcio. Si bien se trata de un problema no preocupante para el adulto (especialmente para aquel que siga una dieta variada y equilibrada), sí se convierte en un problema para el niño que se encuentra en pleno desarrollo.
Por otro lado, otros estudios han constatado que el té es beneficioso para el esmalte dental al contener flúor, el cual remineraliza y endurece los dientes. Eso sí, siempre y cuando no se le añada azúcar a la bebida, ya que en este caso sus beneficios desaparecerían por completo.
Por tanto, en el caso del té lo más adecuado sería no superar la taza de té en niños pequeños, ya que al parecer no tendría ningún efecto negativo. No obstante, se aconseja siempre antes preguntar a tu pediatra para salir de dudas.
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