Vas a recoger los resultados del análisis de sangre que te hiciste hace algunas semanas de forma rutinaria, y como prevención. Todos los valores están bien, salvo los niveles de colesterol, que están altos. De repente, te asaltan miles de dudas: ¿qué me pasará?, ¿me voy a morir?, ¿es peligroso?, ¿por qué el colesterol es tan malo para la salud?. La realidad es que ni el colesterol por sí mismo es malo, ni probablemente te vayas a morir por tenerlo alto (siempre y cuando cambies determinados hábitos de vida, como por ejemplo seguir una dieta variada y saludable, practiques ejercicio físico regular, y no fumes ni bebas alcohol).
Pero, ¿por qué hemos tendido a pensar que el colesterol es malo para la salud? Probablemente tengan la culpa todos esos anuncios publicitarios que, desde hace ya algunos años, nos bombardean constantemente en la televisión, y que señalan al colesterol como un enemigo a combatir, alarmando innecesariamente a la población, y sobretodo mintiendo: el colesterol, siempre en sus niveles normales, es imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo. Veamos por qué.
¿Por qué el colesterol es fundamental para nuestro organismo?
Muy sencillo: se trata de un lípido que participa activamente en funciones de grandísima importancia para nuestro organismo. Es decir, nuestro cuerpo lo necesita para poder llevar a cabo una diversidad amplia de diferentes y distintos procesos vitales, de manera que sin colesterol simplemente no podríamos vivir.
Participa activamente en las siguientes funciones básicas:
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Fundamental para nuestras células: forma parte de las membranas plasmáticas, encontrándolo en pequeñas cantidades en las membranas celulares. Permite o no el paso de sustancias. Además, participa en procesos fisiológicos relacionados con estas membranas.
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Precursor de las hormonas sexuales: como la testosterona, la progesterona y los estrógenos. Estas hormonas permiten el desarrollo de los caracteres sexuales, y son fundamentales para una adecuada y correcta fertilidad.
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Precursor de las hormonas corticoesteroidales: como cortisol y aldosterona, que activan la síntesis de glucosa y presentan una actividad antiinflamatoria.
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Precursor de la vitamina D: imprescindible en el metabolismo del calcio.
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Componente de las sales biliares: de hecho se trata del componente básico. Su función es la de ayudar en la digestión de las grasas.
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Precursor de las balsas lipídicas: las balsas de lípidos son microdominios de la membrana plasmática cuya fluidez es bastante menor a la de su entorno. Intervienen en gran número de funciones celulares, como por ejemplo la homeostasis del colesterol, la respuesta a la invasión de patógenos y la transducción de señales.
¿Cuándo el colesterol es un riesgo para la salud?
Una vez hayamos partido de la idea de que el colesterol es fundamental para nuestra salud, sí debemos tener en cuenta que en realidad no es malo cuando se encuentra en niveles normales. ¿Y cuáles son los valores de colesterol normales? Se consideran valores normales por debajo de 200 mg/dl de colesterol total, y normal-alto entre los 200 y los 240 mg/dl.
Cuando se sitúa por encima de estos valores se diagnostica colesterol alto o hipercolesterolemia, y a partir de estos momentos sí nos encontramos ante unos valores de colesterol que suponen un riesgo para nuestra salud, ya que:
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Se asocia a un riesgo mayor de aparición de enfermedades cardiovasculares.
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Multiplica el riesgo de sufrir derrames cerebrales o ataques cardíacos.
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Aumenta el riesgo de sufrir angina de pecho, debido a la falta de irrigación sanguínea en una parte del corazón.
También no podemos olvidarnos de la existencia de dos tipos de colesterol: el colesterol LDL y el colesterol HDL, que cuentan a su vez con diferentes funciones básicas en nuestro organismo.
Por ejemplo, mientras que el colesterol LDL transporta el colesterol del hígado a los diferentes órganos y tejidos, el colesterol HDL actúa sobre el malo evitando que se quede “pegado” en las arterias.
Igualmente, cuando los niveles de colesterol LDL o malo son altos, igualmente se convierte en un riesgo para la salud, ya que se adhiere a las paredes de los vasos sanguíneos, estrechándolas. Por ello es importantísimo mantener los niveles de colesterol bueno o HDL en niveles óptimos (entre 40 y 70 mg/dl), ya que evita la formación de placa, la acumulación de la grasa y además ayuda a eliminar el colesterol de la sangre.
Como vemos, es conveniente desterrar la idea de que el colesterol es malo para nuestra salud. Por otro lado, si en tus niveles sanguíneos aparecen valores altos de colesterol, no te alarmes: se puede bajar fácilmente siguiendo un estilo de vida saludable y activo.
Imágenes | Ed Uthman / eric molina
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