Hace algún tiempo conocíamos que distintas autoridades sanitarias europeas alertaban acerca de los riesgos cardiovasculares del ibuprofeno cuando era consumido a dosis elevadas y por periodos prolongados de tiempo, superando los 2.400 mg. por día y tomado con cierta regularidad durante periodos de tiempo largos.
Entre otras consecuencias, al parecer se incrementaría el riesgo de infarto de miocardio, la formación de coágulos en las piernas (trombosis venosas profunda) y de sufrir un accidente cerebrovascular (ictus).
Pero lo cierto es que estos efectos no tan positivos como cabría esperar de un fármaco tan común ocurre con otro tipo de medicamentos igual de habituales, como es el caso de los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). De hecho, el ibuprofeno forma parte de este grupo de fármacos.
Los anti inflamatorios son especialmente útiles para aliviar dolores de cabeza y cefaleas, dolores musculares y articulares, disminuir las molestias asociadas a la menstruación, así como para aliviar el dolor y la inflamación dental (por ejemplo, ante un cotidiano dolor de muelas). En definitiva, son útiles para disminuir la inflamación y la hinchazón gracias a su capacidad para bloquear las prostaglandinas, que son un conjunto de sustancias que intervienen en las inflamaciones.
Y dado que no se administran bajo prescripción médica, en nuestro botiquín de medicina casero abundan este tipo de fármacos. ¿El resultado? Tendemos a consumirlos de forma desbocada, y en muchas ocasiones de forma peligrosa, no solo en cantidad sino también por períodos largos de tiempo.
La consecuencia es más que evidente: ¿sabías que su consumo está ocasionando un aumento en el volumen de ingresos hospitalarios debido a los efectos secundarios graves producidos por este tipo de medicamentos?.
Los principales riesgos para la salud ante el consumo de antiinflamatorios
Afectan al sistema digestivo
Como es por todos sabido, los antiinflamatorios no esteroideos tienden a afectar a la salud del sistema digestivo. Por ejemplo, entre otros efectos, tienden a irritar el estómago y causar malestar intestinal.
El riesgo es aún mayor cuando los AINEs producen úlceras pépticas, pudiendo llegar a ocasionar hemorragias digestivas y perforación.
Por este motivo se recomienda que este tipo de fármaco se tome junto con las comidas, con el estómago lleno. De esta forma conseguimos que los alimentos amortigüen mejor su impacto.
Dañan los riñones
Distintas investigaciones científicas han constatado que el consumo de antiinflamatorios no esteroideos durante dos o más días a la semana implicaría un mayor riesgo de hipertensión arterial.
Mientras que si su consumo es habitual se eleva de forma considerable el riesgo de distintos trastornos y afecciones que podrían desembocar en insuficiencia renal.
Aumentan el riesgo vascular
Como comentábamos de forma breve en una ocasión anterior, un consumo regular y/o excesivo de antiinflamatorios y analgésicos tiende a afectar de forma muy negativa a nuestro sistema circulatorio y al corazón.
De hecho, incrementa el riesgo de sufrir ictus, trombosis venosa profunda e infarto de miocardio.
A pesar de todas estas desagradables consecuencias, la mayoría de todos estos efectos indeseados son reversibles desde el mismo momento en el que se dejan de tomar este tipo de fármacos.
Y es que no debemos olvidarnos nunca de esta máxima: el consumo de antiinflamatorios no esteroideos (tan comunes como el ibuprofeno, el antalgin o el orudis) deben siempre responder a un malestar en concreto, y hacerse durante un tiempo limitado, no superándose los 7 días de consumo.
Además, un consumo de mayores dosis no implica mejorías en la zona donde tengamos el dolor o la inflamación. Al contrario, puede producir mayores y peores consecuencias en nuestra salud.
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