Parece que cada vez es mayor el número de especialistas médicos que hablan de la gastritis emocional como una forma o tipo de gastritis causada por condiciones emocionales más que físicas; es decir, no surge como consecuencia de una infección con la bacteria Helicobacter pylori o por determinados hábitos (como por ejemplo beber demasiado alcohol, fumar o comer alimentos picantes), sino que se asocia por causas directamente relacionadas con las emociones: fundamentalmente por estrés, ansiedad y nerviosismo.
Aunque existen diferentes tipos de gastritis, cuyas causas se encuentran bien diferenciadas, cuando hablamos de gastritis nos referimos principal y generalmente a la inflamación del revestimiento del estómago.
¿Qué es la bacteria Helicobacter Pylori?
La conocida como Helicobacter Pylori o H. Pylori es una bacteria con forma de espiral, la cual crece en la capa mucosa que recubre el interior de nuestro estómago, infectando la mucosa tanto del estómago como del duodeno. Fue originalmente descubierta en en año 1983, y desde entonces ha sido relacionada con el origen de determinadas enfermedades gastrointestinales, como por ejemplo la úlcera gástrica, la úlcera duodenal o la gastritis crónica, así como algunos tumores.
La infección con esta bacteria suele ocurrir durante la infancia, siendo más frecuente en países en vías de desarrollo. Estas infecciones se producen habitualmente por contacto directo de boca a boca, o bien a través del agua y los alimentos.
Síntomas de la gastritis por Helicobacter Pylori
Una vez la persona haya adquirido la infección por Helicobacter Pylori, en la mayoría de los casos suelen no presentarse síntomas, lo que se traduce en que esta bacteria no causa ningún problema.
Sin embargo, sólo en determinadas ocasiones puede causar los siguientes síntomas:
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Irritación en el estómago.
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Sensación de acidez.
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Náuseas.
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Hinchazón abdominal.
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Sensación de plenitud, reduciéndose el apetito aún a pesar de no haber comido, o haber comido poco.
Consecuencias de la infección por Helicobacter Pylori
Como indicábamos anteriormente, en la mayoría de las ocasiones esta bacteria no produce síntomas. Pero en algunos pacientes sí. En estos casos puede causar no solo gastritis, sino también úlceras digestivas, úlceras duodenales y úlceras gástricas.
En casos más excepcionales puede causar cáncer de estómago, sobretodo linfoma gástrico MALT.
¿Cómo se diagnostica este tipo de gastritis?
En primer lugar es necesario saber si se ha producido o no contagio por Helicobacter Pylori; es decir, si la bacteria existe o no. Para ello existen determinadas pruebas y análisis, como por ejemplo el test de aliento, una prueba consistente en analizar el aliento de la persona tras haber ingerido una sustancia llamada Urea marcada con un isótopo no radiactivo. La bacteria transforma esta sustancia en CO2 y en amoniaco. Luego el CO2 pasa a la sangre y es eliminada por los pulmones, lo que permite detectarla en el aire espirado.
Para diagnosticar la gastritis por infección de Helicobacter Pylori, se pueden realizar los siguientes métodos:
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Endoscopia gástrica: método invasivo que brinda la posibilidad de tomar muestras de la mucosa del estómago para su posterior estudio. Es la forma más efectiva y exacta de diagnóstico, y permite definir con precisión el patrón de gastritis.
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Gastroscopia: es un procedimiento en el que el médico introduce un tubo delgado que cuenta con una cámara, a través de la boca del paciente y hasta el estómago. Permite descubrir indicios de inflamación en el revestimiento y permite tomar una muestra.
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Análisis de las heces: el objetivo es buscar antígenos del Helicobacter Pylori.
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Análisis de sangre: para medir el recuento de glóbulos rojos, y detectar anemia.
Tratamiento de la gastritis por Helicobacter Pylori
Generalmente el tratamiento de este tipo de gastritis incluye determinados medicamentos que ayudan a la hora de disminuir tanto la acidez estomacal, como a la hora de estimular la curación del revestimiento del estómago. Son los siguientes:
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Antiácidos: ayudan a aliviar los síntomas. Debemos tener en cuenta que el ácido irrita el tejido inflamado, por lo que son de gran utilidad en el tratamiento.
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Bloqueadores de histamina 2: disminuyen la producción de ácido.
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Inhibidores de la bomba de protones (IBP): mucho más eficaces que los bloqueadores de histamina 2.
También se aconseja realizar una serie de cambios en el estilo de vida, como por ejemplo:
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Cambios en la dieta: evitar los alimentos muy picantes o picantes, y las bebidas alcohólicas.
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Fumar: se aconseja reducir o eliminar el tabaco por completo.
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Medicamentos: determinados medicamentos pueden aumentar la irritación del revestimiento del estómago. El médico será el especialista adecuado para indicar si debe o no seguirlos tomando.
Imágenes | Ed Uthman / AJ Cann
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