Cada año, con la llegada del frío y del cambio de estación (con el paso del verano al otoño), se comienzan a registrar muchos casos tanto de gripes como de resfriados, principalmente porque los virus causantes de estas dos enfermedades tienden a sobrevivir mejor durante las épocas más frías del año. Lo que unido al propio cambio de estación, que puede debilitar nuestras defensas, a los cambios de temperatura cuando tenemos el calefactor o el radiador puesto en casa y salimos a la calle, a no mantener unas medidas de higiene adecuadas y a no abrigarnos correctamente, influyen de forma decisiva en que nos enfermemos.
Por un lado, es cierto que prevenir la gripe y los resfriados es sencillo si se siguen unos consejos y hábitos de higiene determinados, como por ejemplo: lavarnos las manos muy a menudo, toser y estornudar siempre en la zona del codo, evitar llevarnos las manos a la boca, nariz u ojos cuando estamos en la calle y no nos las hemos podido lavar convenientemente… Pero a pesar de mantener estos hábitos saludables no siempre es posible evitarlos del todo.
En estos casos no hay duda que la miel y el limón se convierten en dos ‘amigos’ inseparables, ya que de forma conjunta sus beneficios curativos y protectores frente a gripes y resfriados se multiplican de manera sumamente interesante.
Beneficios de la miel y el limón
La miel es un superalimento, especialmente rico en nutrientes esenciales entre los que destacan un buen número de vitaminas (A, C, D, B1, B2, B3, B5 y B6) y de oligoelementos (cobre, magnesio, hierro, fósforo, potasio, azufre, calcio, manganeso, sodio y yodo). Entre sus efectos más importantes podemos encontrarnos con que es un excelente energizante, antiinflamatrio y antimicrobiano, además de ser un interesantísimo antioxidante antiviral. Por ello es un producto natural que ha sido utilizado de manera tradicional desde muy antiguo en la prevención y tratamiento tanto de gripes como de resfriados.
Aunque es cierto que ambas condiciones se curan solas en el plazo de 7 días (que es el tiempo que tarda nuestro cuerpo en generar los anticuerpos para su curación), sí es posible disminuir y aliviar los síntomas que habitualmente producen. Y, en este sentido, la miel es especialmente útil, sobre todo a la hora de calmar el molesto dolor de garganta. Además, por tener textura de jarabe ayuda a aliviar la tos.
En el caso del limón se trata de una fruta realmente rica en vitamina C, un nutriente esencial que si bien es cierto que no previene frente a gripes y resfriados -como erróneamente tiende a pensarse-, sí ayuda a la hora de reforzar nuestro sistema inmunológico de manera totalmente natural, acortando a su vez el tiempo que estas dos enfermedades duran.
Cómo hacer el jarabe de limón y miel
El jarabe de limón y miel es un remedio tradicional que desde siempre se ha venido utilizando en casos de faringitis, gripes, resfriados, dolor de garganta, tos y catarros, gracias a sus cualidades para aliviar sus síntomas. Por un lado aportan un efecto antioxidante antiviral, a la vez que se refuerza su poder antimicrobiano y antioxidante.
¿Qué necesitas? Ingredientes:
- 1 limón
- 3 cucharadas de miel
Pasos para hacer el jarabe de miel y limón:
- Parte el limón por la mitad y exprímelo para obtener su zumo.
- Añade las 3 cucharadas de miel.
- Mezcla bien con ayuda de una cuchara de madera.
- ¡Listo!
Cómo tomar el jarabe de miel y limón:
Puedes tomar este jarabe a cucharadas a lo largo del día. Si lo deseas, en caso de que tengas dolor de garganta, puedes calentarlo un poco antes de tomarlo, lo que te ayudará a evitar las molestias que puedas sentir en esta zona del cuerpo.
Recuerda que no es aconsejable que los niños menores de 1 año consuman miel, por el riesgo de botulismo.
Imágenes | various brennemans / boo lee
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