Según coinciden muchos especialistas, en España existe una tendencia notoria bastante grave que tiene que ver con este tema. Puesto que, a pesar de que, a nivel general, los españoles seguimos una dieta equilibrada, el desayuno viene a ser una de las peores comidas del día.
Pero es imprescindible que nuestros hijos desayunen como es debido, puesto que empezar bien el día con un buen desayuno les ayuda a iniciar la jornada de estudio con fuerza, y les damos la energía suficiente que necesitará luego a lo largo de la mañana.
Esto es debido a que nuestros hijos necesitan un aporte energético extra, especialmente durante su crecimiento tanto físico como intelectual: en concreto, el desayuno debería aportar entre el 20 y el 25% de las calorías diarias.
Se debe tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, los alimentos que se toman en el desayuno no se toman luego a lo largo del día (salvo por la noche durante la cena, en algunos casos). Este es el caso de la leche o los yogures, tan importantes para el desarrollo de los niños y, en especial, del aporte correcto de calcio.
No en vano, y tal y como se ha demostrado científicamente, la capacidad intelectual de aquellos niños que no desayunan no es tan eficiente como la de aquellos que sí lo hacen.
¿Cómo debe ser el desayuno para los niños?
El desayuno ideal para nuestro hijo debería contener alimentos que, en sí, dispongan de la mayoría de los nutrientes necesarios para que el niño se desarrolle y crezca correctamente.
Como puedes suponer, un buen desayuno debe tener lácteos (ya sea leche, yogur o queso), cereales (pan, galletas…), frutas o zumo, y grasas (mantequilla, margarina o aceite de oliva por ejemplo).
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