La mantequilla de sésamo es una pasta o crema muy popular en diferentes países de Oriente Medio, donde habitualmente -y de forma tradicional- se consume extendido sobre el pan. Aunque es cierto que, en estos países, también se utiliza como base para la elaboración de una amplia variedad de patés y salsas, como berenjenas o en la preparación del igualmente popular hummus.
Se elabora con semillas de sésamo, las cuales destacan nutricionalmente por su riqueza y aporte en minerales, en especial hierro, magnesio, fósforo, cobre, potasio y manganeso. Una semillas tan deliciosas y versátiles que podemos usarlas no solo para la elaboración de tahini, sino para consumirlas tostadas o crudas como aderezo en sofritos, ensaladas, platos de fideos o postres.
Ingredientes
- 100 g de semillas de sésamo
- 5 cucharadas de aceite de sésamo
- Agua
- Sal marina
Cómo hacer mantequilla de sésamo
- Pon una sartén -seca y sin aceite- al fuego y añade las semillas de sésamo. Tuéstalas a fuego medio, durante algunos minutos hasta que se doren.
- Una vez tostadas, pon las semillas de sésamo en un mortero, añade el aceite de sésamo, y machácalas bien. Si lo dispones de mortero puedes hacer el mismo proceso con la batidora, triturándolas.
- Para conseguir que la pasta emulsione hasta conseguir la textura deseada, añade agua poco a poco.
- Para terminar, añade sal marina al gusto.
Receta de pan de pita para acompañar la mantequilla de sésamo
Habitualmente en muchos países de Oriente Medio es muy común untar pan de pita con la mantequilla de sésamo que hemos aprendido a elaborar en la anterior receta. Y, como no podría ser menos, en esta ocasión queremos explicarte cómo hacer pan de pita para disfrutar en tus desayunos y meriendas.
Ingredientes
- 500 g de harina de trigo
- 300 ml de agua tibia
- 15 g de levadura fresca
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de azúcar
Elaboración
- Calienta un poco el agua, y luego deja enfriar hasta que se entibie. Luego, en un cuenco, añade la levadura fresca, el azúcar y 4 cucharadas de agua, y forma una pasta con estos ingredientes. Deja reposar durante 15 minutos.
- En un recipiente o cuenco más grande añade la harina y mézclala con la sal. Haz un pozo o espacio en el centro y vierte en él la mezcla de levadura conjuntamente con el resto del agua. Añade el aceite de oliva virgen extra, y amasa bien hasta conseguir una consistencia blanda y firme.
- Enharina ahora una superficie donde trabajar la masa, vuelca en ella la masa, y trabájala bien durante al menos 15 minutos, hasta conseguir que la masa se vuelva elástica y lo más homogénea posible. Forma luego una bola, engrasa un recipiente con aceite, y déjala en él. Cubre el recipiente con un paño húmedo de cocina, y deja reposar durante 1 hora y media, hasta que su volumen se haya doblado.
- Pasado este tiempo corta la masa en un total de 8 porciones. Haz una bola con cada una de ellas y espolvorea con harina. Vuelve a enharinar la superficie de trabajo y aplana cada bola con la ayuda de un rodillo, hasta que tengan un grosor no superior a 1 centímetro. Cúbrelas luego con un paño seco y deja reposar otros 20 minutos más (así conseguiremos que vuelvan a subir de nuevo).
- Mientras tanto, precalienta el horno a 250 ºC.
- Con la ayuda de una espátula de madera levanta cada porción de masa, rocía con agua (de esta forma conseguirás que no se quemen en el horno), colócalas sobre la bandeja del horno y hornea entre 5 a 10 minutos, hasta que se inflen.
- Una vez se hayan horneado, retira de la bandeja del horno, dejando que se enfríen sobre una rejilla.
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