La vitamina D es una vitamina liposoluble (soluble a los cuerpos grasos), esencial desde un punto de vista nutricional porque ayuda en el mantenimiento de la salud de nuestros huesos.
Para que esta función sea eficaz se requiere un consumo de calcio y vitamina D de manera conjunta, ya que el calcio necesita de esta vitamina para poder ser absorbida de forma completa y correcta por el intestino.
Además se trata de una vitamina que, junto con la hormona paratiroidea, ayuda a mantener los niveles adecuados de calcio y fósforo en la circulación sanguínea.
No obstante, a los diferentes beneficios de la vitamina D o las funciones que lleva a cabo nuestro organismo debemos sumar una nueva virtud terapéutica: ayuda a prevenir el cáncer de mama.
¿Por qué la vitamina D previene el cáncer de mama?
El cáncer de mama se convierte en una de las principales causas de muerte de la población joven femenina. De ahí que sea fundamental tomar una actitud preventiva desde la juventud, siguiendo un estilo de vida saludable, palpando las mamas para encontrar la posible presencia de bultos duros y acudiendo a las citas médicas cuando se alcance la edad recomendada.
Cuando las mujeres llegan a la menopausia tienden a tener un déficit de vitamina D y calcio. De ahí que cuando las mujeres premenopáusicas aumentan el consumo de este tipo de nutrientes tienen una reducción en el riesgo de padecer cáncer de mama en un 30%.
Esto es debido a que el déficit de vitamina D aumenta el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer, entre los que no solo nos encontramos con el cáncer de mama, también el colon, ovario y próstata.
¿Cómo consumir más vitamina D en la dieta?
Una buenísima opción es saber cuáles son los alimentos ricos en vitamina D, como determinadas hortalizas (como el brócoli, el repollo chino o la col rizada), verduras y frutas, los productos lácteos, huevos, pescados grasos (como el salmón), frutos secos (como almendras y nueces) y los mariscos.
Imagen | Al aka pintofeggs
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