Para quienes practicar ejercicio físico con cierta regularidad, o incluso para quienes se plantean la posibilidad de comenzar a practicarlo diariamente o de vez en cuando (varias veces a la semana), es normal que en algún momento nos enfrentemos a la que podríamos llegar a considerar como la eterna pregunta: ¿qué es mejor y más adecuado? ¿caminar o correr?. El motivo principal por el que estas dos cuestiones siempre tienden a ser tan comunes tiene relación con las dudas existentes acerca de si una opción es más saludable que la otra, si perjudica menos a las articulaciones y cuál adelgaza más o menos.
En primer lugar debemos tener clara una cuestión fundamental: tanto caminar como correr son ejercicios aeróbicos. Es decir, son ejercicios físicos de media o baja intensidad, que tienen una duración más o menos larga. Estos ejercicios son los indicados cuando nuestro cuerpo necesita quemar grasas y hidratos de carbono para obtener energía. Y esto no podría conseguirlo si no tuviera oxígeno. En definitiva, son los más adecuados tanto para el control como para la pérdida de peso, estando recomendados en dietas de adelgazamiento.
Ahora bien, teniendo claro que tanto correr como caminar forma parte del grupo de ejercicios aeróbicos que podríamos practicar cada día (como otras opciones tan interesantes, como nadar, ir en bicicleta…), la pregunta sigue siendo evidente: ¿qué opción escoger, y cuáles son sus principales diferencias?.
Principales diferencias entre caminar y correr
- El esfuerzo físico: La principal diferencia entre ambas opciones la encontramos en el esfuerzo físico que debemos llevar a cabo a la hora de practicar dicho ejercicio. Y es que mientras que para caminar no se requiere ni se necesita en realidad mucho esfuerzo, para correr de forma adecuada sí es preciso realizar un esfuerzo muchísimo mayor.
- El tiempo dedicado: Dependiendo del objetivo que persigamos a la hora de practicar el ejercicio físico, el tiempo que dediquemos en la actividad deberá ser mayor o menor en función del tipo de ejercicio que se vaya a realizar. Por ejemplo, si tendemos a correr durante 30 minutos y lo hacemos con regularidad sin perder el ritmo, es preciso caminar durante al menos 1 hora (a ritmo acelerado, con constancia y sin pararnos), para conseguir los mismos resultados. No obstante, debemos tener presente que el resultado final tanto para las articulaciones como para la musculatura no será el mismo.
- El ejercicio y el movimiento no es el mismo: Mientras que cuando corremos la carrera tiende a ejecutarse como una secuencia de pasos alternados de las dos piernas (apoyo, impulso y recuperación), cuando caminamos un pie se encuentra siempre en contacto con el suelo.
¿Qué opción escoger? ¿Correr o caminar?
Fundamentalmente escoger entre una u otra opción dependerá de los objetivos que buscamos, de nuestras necesidades y -sobre todo- de nuestras propias posibilidades.
Sí podemos encontrar una serie de cuestiones determinadas que, en definitiva, nos ayudan a elegir una u otra opción:
- Una actividad llena de beneficios físicos y mentales: muchos estudios científicos han constatado las distintas cualidades y beneficios que ns aporta la práctica de ejercicio habitual y con regularidad. En este sentido, tanto correr como trabajar nos ayuda a mejorar nuestro estado físico y nuestra propia salud, nos aporta mayor capacidad aeróbica, más fuerza muscular y es ideal a la hora de mantener un peso adecuado o bajarlo en caso de tener sobrepeso u obesidad. También mejoran la circulación sanguínea, aumentan las defensas y fortalecen nuestro sistema inmunológico. Por otro lado, también es ideal en caso de diabetes u osteoporosis. Además, nos ayudan a sentirnos mejor desde un punto de vista mental y emocional, alejándonos de la depresión, la ansiedad y el estrés.
- No tienen ningún tipo de coste: en realidad podríamos decir que el coste es bien poco, casi nulo. Solo tendríamos que tener en cuenta la utilización de un calzado y una ropa adecuadas. Poco más.
Por qué elegir correr
- Para adelgazar más rápido: en este caso la mejor opción es correr, dado que tiende a consumir más calorías que caminar. Eso sí, caminar de manera vigorosa, a un alto nivel de pulsaciones cardíacas, podría aportarnos casi los mismos resultados que correr.
- Sus resultados son más rápidos… pero: es cierto que al correr y al ir más rápido se obtienen resultados igualmente más rápido. Eso sí, ir a un ritmo lento pero constante también nos terminará llevando al mismo punto.
Por qué elegir caminar
- Para lesionarte menos: dado que al caminar no se produce la fase de vuelo, se genera menos impacto, y por tanto menos carga de nuestras articulaciones. De hecho, al correr las articulaciones de las piernas soportan una carga de entre dos y tres veces el peso corporal a cada paso. De ahí que las personas corren habitualmente presenten un riesgo mayor de desarrollar artrosis en un futuro. El resultado es más que evidente: se reducen el número de lesiones tanto musculares como oseoesqueléticas asociadas a correr.
- Es más fácil: no hay duda que cualquiera puede caminar. No requiere ningún tipo de preparación física, ni ningún tipo de entrenamiento previo. No obstante, correr sí requiere un tipo de preparación física, sobre todo a la hora de mantener el ritmo y la constancia.
- Es el primer paso: muchos estudios han podido comprobar que caminar se convierte en el primer paso para el comienzo de cualquier otro tipo de actividad física. De hecho, es muy habitual que una persona que haya empezado a caminar luego opte por correr con el paso del tiempo.
- Es mejor para determinadas enfermedades: algunos estudios han podido constatar que caminar es un poco mejor para el colesterol, la enfermedad coronaria y la hipertensión.
Imágenes | Steve Garner / Aaron / Robin McConnell
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