Los cambios de estación tienden a debilitar nuestras defensas, sobre todo cuando ese cambio de estación supone el paso de una época calurosa a un tiempo mucho más frío, con una disminución de la luz solar que en definitiva afecta de forma directa a nuestras hormonas, y por tanto a todo nuestro organismo.
Es lo que ocurre con el otoño, una estación que supone la llegada de una época más fría, con una bajada de temperaturas y una disminución de luz solar tras el cambio de hora. Y nuestra salud se resiente, especialmente si no hemos hecho nada con anterioridad para reforzar nuestras defensas y evitar posibles carencias tanto vitamínicas como nutricionales.
Por qué el otoño afecta tanto a nuestras defensas
Con la llegada del equinoccio de otoño (cuando el día durará el mismo tiempo que la noche), y sobre todo a partir de entonces, los días empiezan a ser cada vez más cortos, produciéndose cambios evidentes en la duración de la luz solar.
El resultado para nuestra salud, particularmente en nuestro organismo, son más que evidentes: aparece lo que muchos expertos denominan como depresión otoñal (también conocida popularmente con la denominación de astenia otoñal). Un trastorno cuyos síntomas más frecuentes pasan por tener una sensación continua de tristeza, debilidad, poca energía y desmotivación.
Como vemos, estos síntomas no son en absoluto alarmantes, en especial porque tienden a ir desapareciendo a media que nos vamos adaptando al cambio de estación, y a la nueva situación. Pero en algunos momentos puede afectarnos más, ocasionando alteraciones en el sueño, irritabilidad y problemas de concentración, que se traducen finalmente en problemas más específicos que afectan a nuestro día a día (en el trabajo, en la escuela, en la universidad…).
El motivo es claro. A medida que disminuye la luz solar el cerebro envía ciertas órdenes a algunas hormonas, de manera que nuestro organismo tiende a producir más melatonina (una hormona encargada de regular el sueño y la temperatura corporal), por lo que a mayor cantidad de melatonina sentiremos un mayor sueño y también más ganas de comer.
A la vez que ocurre esto, nuestro cuerpo segrega una menor cantidad de serotonina (que se asocia directamente con la sensación de bienestar general de nuestro cuerpo) y también de dopamina (hormona que tiene que ver con nuestra capacidad de concentración).
Consejos útiles para reforzar tus defensas antes del otoño
Unos meses antes de la llegada del otoño, por ejemplo a partir de las últimas semanas de agosto y el final de las vacaciones de verano, es un momento ideal para ponernos manos a la obra, cuidar aún más nuestra salud, y sobre todo, tratar de proteger nuestro organismo y reforzar nuestras defensas para evitar que la llegada del otoño nos pase factura.
Lo cierto es que es sencillo. Pero no solo basta con seguir un estilo de vida saludable. También existen algunos consejos a seguir de forma fácil y sencilla, que serán de grandísima utilidad. Te proponemos los más útiles a continuación.
Cuida tu alimentación y tu aporte de nutrientes
Evita los alimentos malsanos, tales como dulces y bollería, snacks fritos (patatas fritas, aperitivos salados…), alimentos rebozados y fritos, las bebidas alcohólicas… Por otro lado, opta por una alimentación natural rica en nutrientes esenciales, fundamentales para nuestra salud, y en particular tremendamente importantes para la llegada del otoño.
Por ejemplo, es vital aumentar el consumo de hierro, un mineral indispensable para gozar de una buena energía, ayudarnos a prevenir infecciones y a mejorar nuestra resistencia física. Lo encontrarás en los cereales, las legumbres, las verduras y hortalizas y también en la carne.
También es fundamental mantener un adecuado aporte de vitamina C, un nutriente que si bien es cierto que no nos ayuda a prevenir infecciones sí ayuda a reducir sus síntomas, además de aportarnos energía. La encontrarás en las frutas cítricas (naranjas, limones, pomelos…), además de en verduras como los pimientos (rojos y verdes).
No podemos olvidarnos tampoco de las vitaminas del complejo B, ideales para mantener un sistema nervioso saludable y en buenas condiciones, y que encontrarás en los cereales y en frutos secos como almendras, nueces y avellanas.
Haz ejercicio físico regular
Practicar ejercicio físico con regularidad es fundamental para nuestra salud. Y, sobre todo, nos ayuda a ser más felices porque cuando practicamos ejercicio nuestro organismo segrega más serotonina. ¿Lo ideal? Tratar de practicarlo cada día, durante al menos 40 minutos por vez.
Por otro lado, si tras la llegada del otoño te sientes algo triste el ejercicio te será de gran ayuda: sal a caminar o a correr cuando aún hay luz. Te ayudará a revitalizar tu cuerpo y te provocará una mayor sensación de bienestar.
Practica algo de relajación (o meditación)
Aunque no lo creas, tomarse un tiempo para respirar en profundidad es muy útil para recuperar las energías perdidas. Y, especialmente, te ayudará a sentirte contigo mismo, a mantener la calma y a serenarte.
Por ello, trata de practicar algo de relajación cada día. No se requiere mucho: solo disponer de un cuarto en casa donde te sientas cómodo/a y en calma, siéntate, escucha música relajante y trata de relajarte durante al menos 30 minutos. Si lo haces diariamente, verás pronto los resultados tan positivos.
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