¿Cuántas tazas de café te has tomado ya en el día de hoy? Tal vez seas un empedernido/a del café, o simplemente no te guste su sabor. Sea como fuere, lo cierto es que con la conservación del café ocurre y sucede prácticamente lo mismo que con la conservación del té, y lo que más en definitiva tiende a causar más dudas: ¿cuál es el lugar más correcto para guardar el café, ya sea molido o en grano?. Probablemente nos encontremos ante una de las preguntas más comunes y habituales, puesto que sobre ella existen tantos hábitos como mitos. Pero vayamos por partes.
El café es una excelente bebida, llena de beneficios y propiedades que desde hace ya muchísimo tiempo se ha constituido de hecho como una de las bebidas más populares y consumidas del mundo. Por ejemplo, es muy rico en antioxidantes naturales (polifenoles) que le confieren al café una excelente cualidad protectora frente al estrés oxidativo de las células y particularmente sobre la acción tan negativa de los radicales libres. Por otro lado, es un buen preventivo de la diabetes mellitus dado que ayuda a evitar la resistencia a la insulina a la vez que mejora el control metabólico de la glucosa.
Pero sus propiedades no acaban ahí, dado que tampoco podemos olvidarnos de sus cualidades cardiosaludables, reactiva la circulación sanguínea siendo muy útil en caso de celulitis, nos ayuda a activarnos y a despertarnos y además reduce el riesgo de sufrir demencia en la vejez.
Aunque la preparación del café sea sumamente sencilla y fácil, es bastante posible que su conservación pueda no serla tanto, sobre todo si tenemos en cuenta las dudas que pueden surgir sobre si es adecuado o no guardarlo en la nevera. Y es que aquí podemos encontrarnos con expertos que aconsejan guardarlo en el refrigerador y quien recomienda sin embargo dejarlo fuera.
Lo cierto es que para mantener todo el aroma y el sabor del café sin alterarlo lo más adecuado es conservarlo fuera de la nevera, dentro de un recipiente de vidrio que pueda cerrarse de forma hermética, en un lugar donde tenga una buena temperatura (ni mucho frío ni mucho calor), y donde nunca le dé la luz solar directamente. Este consejo es básico tanto para el café molido como para el café en grano. Es decir, lo mejor es guardarlo en lugar fresco y con poca luz. Pero no debemos confundir fresco con nevera, ojo.
Eso sí, siempre y cuando en el lugar donde lo conservemos no alcance altas temperaturas, puesto que el calor es uno de los peores enemigos para la correcta conservación del café ya que facilita su oxidación y por tanto la pérdida de aromas esenciales. Porque en caso de que el café se encuentre en una fuente de calor (como pueden ser cerca de vitrocerámicas, hornos o tostadoras) entonces lo más adecuado es conservarlo en la nevera (aunque no debe ser siempre el primer lugar de conservación).
No obstante, cosa contraria ocurre cuando mueles el café tú mismo. En este caso sí es aconsejable congelar el café recién molido para conservar mejor los aromas, pero siempre y cuando no vayas a consumirlo en los días siguientes. Y nunca en la nevera, sino en el congelador en una bolsita específica para congelar.
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