¿Sabías que el estornudo es ocasionado por la irritación de las membranas mucosas tanto de la nariz como de la garganta? Consiste básicamente en un acto reflejo convulsivo, en el que se expulsa el aire desde los pulmones a través de la nariz, sobre todo, y también de forma eventual por la boca. Es decir, es provocado por partículas extrañas que provocan la irritación de la mucosa presente en la nariz.
Pero para que un estornudo se produzca en realidad se trata de un acto reflejo algo más complejo. Cuando tenemos en la nariz alguna partícula extraña que irrita la mucosa se envía un mensaje a una parte especial del cerebro conocida con el nombre de “centro del estornudo”, el cual a su vez manda un nuevo mensaje para que los músculos que producen el estornudo se activen y efectivamente lo produzcan (como por ejemplo los músculos abdominales, los del pecho, el diafragma, los músculos de la parte posterior de la garganta y las cuerdas vocales).
Como vemos, podríamos decir que es la forma que tiene nuestro cuerpo de eliminar la irritación de la nariz o de la garganta, el cual puede resultar muy molesto aunque por suerte tiende a durar apenas unos segundos. Es habitual que estornudemos al menos dos veces en menos de 30 segundos, pero solo en raras ocasiones ese estornudo puede ser repetitivo, lo que en realidad sería una indicación de que aún esas partículas extrañas se encuentran presentes en la nariz.
Cuando estornudamos es habitual que lo hagamos a través de la nariz fundamentalmente, y ocasionalmente a través de la boca, expulsando el aire con fuerza. Pero también es posible que podamos estornudar hacia dentro, o simplemente reprimirlo. ¿Es o no adecuado hacerlo?.
Si tenemos en cuenta que el objetivo del estornudo es el de precisamente expulsar las posibles partículas extrañas o gérmenes presentes en la nariz, cuando lo reprimimos no conseguimos arrastrar ni las partículas ni los gérmenes. Es más, estas partículas o gérmenes pueden ser desplazados hacia partes más internas de la nariz, los senos paranasales o el oído medio, pudiendo ocasionar infecciones.
Por otro lado, la fuerza del aire actúa contra los propios tejidos, de manera que el aumento de presión puede causar pequeñas roturas vasculares (por ejemplo, sangrado por la nariz o hemorragias en el tímpano o en la conjuntiva ocular), dolor de oídos, inflamación de las fosas nasales o del tímpano, dolor de cabeza y mareos.
Por todo lo indicado, no es ni recomendable ni adecuado reprimir el estornudo o estornudar hacia dentro.
¿Cómo estornudar de forma adecuada?
Cuando estornudamos expulsamos aire y también pequeñas gotitas de saliva, que en caso de estar enfermos de gripe o de catarro pueden llegar a ser tremendamente infecciosas, de ahí que sea fundamental evitar estornudar frente a otras personas o en el ambiente.
Por ello, es muchísimo más adecuado –y recomendable- estornudar sobre un pañuelo de papel desechable o bien en la zona interior del codo.
Además, es fundamental lavarse correctamente las manos para eliminar bacterias y virus, sobre todo antes de comer, ya que se convierte en una primera línea de defensa frente a la propagación de un buen número de enfermedades, entre las que podemos destacar gripes y resfriados comunes, bronquiolitis, hepatitis A y diarreas infecciosas.
Para conseguirlo adecuadamente es imprescindible utilizar agua caliente y jabón (mejor neutro), y frotarte las manos de manera vigorosa durante al menos 20 segundos.
Imágenes | ISTOCKPHOTO/THINKSTOCK
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