Es bastante probable que en algún momento hayas sufrido una molesta e incómoda calentura. Aunque médicamente su nombre correcto es el de herpes labial, es cierto que no solo es también conocido con el nombre de calentura labial, sino simplemente a su vez con la denominación de herpes oral.
Se trata de una enfermedad infecciosa tremendamente común, que se estima tiende a afectar a más de la mitad de la población de Estados Unidos para cuando se alcanza la edad de los 20 años.
De hecho, tal y como informó la Organización Mundial de la Salud hace algún tiempo, se estima que el 67% de la población mundial está infectada con el virus que causa el herpes labial, estimándose en más de 3.700 millones de personas menores de 50 años.
¿Qué es el herpes labial? ¿En qué consiste?
Se trata de una infección causada por un virus tremendamente contagioso llamado herpes simple (VHS). Hasta el momento se han identificado dos tipos de herpes simple. Por un lado podemos encontrarnos con el herpes simple tipo 1 (VHS-1), que es el causante del herpes labial. Y por otro lado con el tipo 2 (VHS-2), que es el que tiende a afectar al área genital (conocido en este caso con el nombre de herpes genital).
Como manifiestan muchos médicos, los dos tipos de herpes simple son altamente infecciosos e incurables, lo que significa que son fáciles de transmitir de una persona a otra, y no tienen curación (pero sí tratamientos que ayudan en su sintomatología, aunque es cierto que el herpes labial tiende a desaparecer por sí solo en un par de semanas).
Existen diferencias entre la transmisión de ambos virus. Y es que mientras que el herpes simple tipo 1 se transmite principalmente por contacto oral-oral (es decir, boca a boca), el virus del herpes simple tipo 2 se transmite o contagia mediante transmisión sexual, a través del contacto piel con piel.
¿Cuáles son las causas del herpes labial?
La infección que ocasiona la aparición del herpes labial u oral es causada por el virus del herpes simple tipo 1, siendo la boca la zona de infección más común. Puede contraerse fácilmente cuando por ejemplo entramos en contacto íntimo o personal cercado con una persona infectada, especialmente cuando presenta un brote activo o una lesión de herpes activa (y visible).
Así, podemos establecer dos formas de transmisión de este virus:
- Por contacto directo: es decir, mediante contacto íntimo o personal cercano con la persona infectada con el virus.
- Por contacto indirecto: por ejemplo, al tocar una lesión abierta de herpes o cualquier utensilio que haya estado en contacto con él, como toallas, platos o máquinas de afeitar.
¿Cuáles son sus síntomas?
Cuando se produce una primera infección por este virus surgen algunos síntomas claros que ayudan a diagnosticar fácilmente que se ha producido una infección con el herpes simple. Estos síntomas aparecen entre 1 a 3 semanas después de producirse el contacto con el virus, y puede durar hasta un máximo de 3 semanas.
Antes de que aparezcan los síntomas más evidentes pueden surgir algunas señales como dolor de garganta, fiebre, molestias al tragar e inflamación de los ganglios linfáticos.
Los síntomas más comunes son los siguientes:
- Comezón y ardor que se siente alrededor de la boca o en los labios.
- Sensación de hormigueo en la zona de la boca o cerca de los labios.
- Formación de ampollas o salpullido en labios, encías, boca o garganta.
Suele ser habitual que tras una primera infección este virus se ‘adormezca’, manteniéndose latente e inactivo en los diferentes tejidos nerviosos de la cara. Sin embargo, en ocasiones puede volver a reactivarse y producir nuevas calenturas, aunque en estos casos tienden a ser menos graves.
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¿Y cómo es el tratamiento?
Debemos tener en cuenta que generalmente los síntomas desaparecen sin tratamiento médico en 1 a 3 semanas aproximadamente. Aunque en caso de aparecer dolor, ardor y comezón existen determinados fármacos que ayudan a combatir el virus, a la vez que los síntomas desaparecen más rápidamente.
En caso de aparecer ampollas o salpullidos (que son más evidentes) se recomiendan medicamentos antivirales, que ayudan a tratar las úlceras bucales. Los más útiles son Famciclovir, Valaciclovir y Aciclovir.
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