Nos enfrentamos, casi con total probabilidad, ante una de las infecciones intestinales en cierto sentido más temidas por la mayoría de personas, aunque se caracteriza de hecho por ser una de las más comunes de las transmitidas habitualmente por los alimentos.
Te estamos hablando de la salmonelosis, una infección de origen bacteriano que afecta principalmente al tracto intestinal, y solo de forma ocasional al torrente sanguíneo. De hecho, se convierte en una de las causas más habituales de gastroenteritis (conocida en esta ocasión médicamente como gastroenteritis por salmonella), y la mayoría de los casos ocurren sobre todo durante los meses de verano, cuando el riesgo de que los alimentos se estropeen es muchísimo mayor.
¿Qué es la salmonelosis? ¿En qué consiste?
Consiste en una intoxicación alimentaria causada por la bacteria salmonella. La salmonella es el nombre que reciben un grupo de bacterias con formas de vara, que habitan el intestino de una amplia diversidad de animales, entre los que precisamente se encuentra el hombre.
Aunque originalmente existen más de dos mil tipos de salmonella y es generalmente inofensiva, las más relevantes por estar relacionadas con la salud humana y su transmisión a través de alimentos contagiados son la Salmonella enteritidis y la Salmonella typhimurium.
En este sentido, la Salmonella typhimurium o simplemente Salmonella typhi es la culpable de producir la fiebre tifoidea (enfermedad infecciosa intestinal muchísimo más grave que se caracteriza por fiebres altas y prolongadas y la ulceración de los intestinos), mientras que la Salmonella enteritidis tiende a causar la conocida como la salmonelosis no tifoidea.
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En el caso de la fiebre entérica (o fiebre tifoidea) nos encontramos ante una enfermedad infecciosa grave que causa un aumento elevado y sostenido de la fiebre (alrededor de 39ºC a 40ºC), hepatoesplenomegalia, debilidad, dolor abdominal, ulceración de los intestinos y en casos graves la bacteria puede pasar a la sangre y afectar a otros órganos.
¿Cómo se contagia la salmonelosis?
La intoxicación alimenticia originada por el contagio de la bacteria Salmonella es el resultado comer alimentos originalmente contaminados con ella, o tocarlos y llevarnos luego las manos a la boca sin darnos cuenta. Por ejemplo, puede transmitirse después de ingerir alimentos que no se han manipulado en condiciones higiénicas, especialmente huevos y carne cruda, además de pescado e incluso verduras.
Por otro lado, también es posible que el microorganismo se multiplique en determinados alimentos frescos o cocinados, especialmente cuando éstos no se refrigeran rápidamente, se conservan adecuadamente, o dejamos pasar mucho tiempo hasta que los consumimos.
Es el caso de la salsa mahonesa y otras salsas similares, especialmente la elaborada en casa con huevo fresco. El problema en esta ocasión viene derivado de la no cocción del huevo, dado que si la bacteria está presente no se destruye durante el proceso de elaboración, pudiendo reproducirse si se dan las condiciones adecuadas para ello. Por este motivo es común añadir limón o vinagre a la salsa, ya que ayuda a que para las bacterias les sea más complicado multiplicarse al aportarse un medio ácido.
No obstante, podemos estar tranquilos con platos poco cocinados pero de consumo inmediato como podría ser el caso del huevo pasado por agua o del huevo frito, dado que en su origen la presencia de bacterias en el huevo no suele ser tan alta como para generar la infección. Eso sí, el riesgo aumenta si evidentemente mantenemos un tiempo de espera entre la preparación y el consumo, sobre todo a temperaturas altas que favorecen la reproducción. Por este motivo la salmonelosis es tan común durante los meses de verano.
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Aunque esta causa no sea tan conocida, los reptiles, anfibios y tortugas pueden ser portadores de estas bacterias, transmitiéndola a través de los excrementos de éstos. El riesgo es aún mayor cuando tenemos a estos animales en casa y también a niños pequeños, ya que si el pequeño toca sus excrementos -contaminados- pueden luego contaminar todo lo que toquen.
En resumen, causas de contagio de salmonelosis
Existe una mayor probabilidad de contraer la salmonelosis por las siguientes causas:
- Consumir determinados alimentos crudos, mal cocinados o inadecuadamente conservados. Destacan los huevos, determinadas salsas (como la mahonesa), el pavo o el pollo.
- Manipular aves de corral vivas.
- Tener el sistema inmunitario débil, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.
- Se han consumido antibióticos últimamente.
- Manipulas o tienes en casa iguanas, lagartos, tortugas o serpientes.
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