A medida que la mujer va cumpliendo años, y que sobre todo se va acercando a los 40, su fertilidad tiende a decrecer de forma significativa. Por ello los especialistas en fertilidad indican que el momento ideal para tener quedarse embarazada y tener un bebé es entre la década de los 20 y de los 30 años, aconsejando incluso a quienes ya cumplieron los 30 no esperar demasiado, sobre todo si desean tener más de un hijo (y aún de hecho no han tenido el primero).
Es más, la fertilidad tiende a estar muy relacionada con la edad de la mujer, de tal forma que la mujer tenderá a ser más fértil cuanto más joven sea. Pero esta circunstancia no solo tiene relación con la fertilidad, también con la calidad del propio embarazo en sí mismo y los posibles riesgos que se puedan producir.
Así, por ejemplo, cuando la mujer se acerca a la década de los 30 las probabilidades de conseguir la concepción son apenas un poco más bajas que hacia finales de la década de los 20 (considerada como la etapa de mayor fertilidad), mientras que el riesgo de aborto espontáneo o de tener un bebé con síndrome de Down es apenas un poco más alto.
Sin embargo, como manifiestan –y alertan- muchos especialistas, a partir de los 35 años la disminución de la fertilidad comienza a crecer, a la vez que el riesgo de sufrir complicaciones o anomalías congénitas es mucho mayor.
Los riesgos para el feto
De acuerdo a un reciente estudio realizado por el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela de Madrid, las mujeres embarazadas de 40 años tienen un 6% más de riesgo de tener un bebé con alteraciones cromosómicas, y un 1% de malformaciones estructurales, en comparación con aquellas mujeres que se quedan embarazadas antes de la década de los 40.
Según este estudio, las malformaciones estructurales tienden a multiplicarse hasta alcanzar el 3,7%, mientras que un 34% de las mujeres que se quedan embarazadas a esta edad presentan cribado combinado de alto riesgo, una décima parte alteraciones cromosómicas en el feto, y de éstas un 6% padecía síndrome de Down.
Además, es más común que al momento del parto el bebé presente un bajo peso al nacer.
Los riesgos para la madre
Pero los riesgos no afectan solo al feto, también a la madre. A medida que la mujer envejece se producen una serie de cambios fisiológicos que hacen que el desarrollo de la gestación no sea tan fácil, lo que puede causar un aumento de los problemas de placentación que finalmente repercuten en la alimentación que recibe el feto.
Como manifiestan en el estudio, de acuerdo a una investigación publicada en Journal of Perinatal Medicine, la placentación anormal como consecuencia de quedarse embarazada a partir de los 40 años es una de las causas de ruptura uterina.
También es mayor el riesgo de sufrir diabetes gestacional, hipertensión gestacional y hemorragia, siendo ésta última uno de los mayores riesgos, además de que en el momento después al parto el útero no se contraiga.
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