La neumonía es una afección muy común del sistema respiratorio, frecuentemente derivada de una infección anterior, como por ejemplo una gripe o una faringitis. Si bien la neumonía puede ser curada también puede tener graves consecuencias en caso de no ser correctamente diagnosticada o tratada, siendo responsable de un alto número de fallecimientos al año.
La neumonía es una enfermedad que afecta tanto a los adultos como a los niños, por ello debemos estar atentos ante la presencia de síntomas. En este artículo os detallaremos cuáles son los indicios de esta afección respiratoria, porqué surge y cómo es su tratamiento.
Básicamente consiste en la inflamación de los pulmones a consecuencia de una infección causada por un virus o por una bacteria. Como conoceremos en los apartados siguientes, sus síntomas tienden a ser característicos al presentarse habitualmente un dolor intenso en el costado afectado del tórax. Además, se convierte en una de las infecciones que más comúnmente ocasionan el ingreso hospitalario.
La neumonía ocurre cuando se produce una infección del tejido pulmonar. La neumonía genera la inflamación de los alveolos, generando el ingreso de líquido y material infeccioso. Dado que los alveolos son la parte del pulmón donde el aire es filtrado, logrando transmitir el oxígeno a la sangre y desechando el dióxido de carbono, esto genera graves consecuencias.
Factores de riesgo de la neumonía
Si bien cualquier persona puede contraer la neumonía, hay algunos factores de riesgo que incrementan las posibilidades de contraer la enfermedad. Por lo cual es recomendable, cuando sea posible, evitar dichas situaciones.
La primera de ellas es el tabaquismo, que como sabemos, es altamente perjudicial para la salud, especialmente para nuestro sistema respiratorio. También el alcoholismo, la malnutrición y el exceso de peso son factores de riesgo.
Otros factores de riesgo de la neumonía tienen relación con otros problemas de salud como ciertas enfermedades crónicas, entre ellas enfermedades cardíacas, hepáticas, renales y pulmonares crónicas, el SIDA, el cáncer y la diabetes mellitus.
También en pacientes con bajo nivel de defensas, por ejemplo a causa de haber sufrido la extirpación del bazo, por tratamiento con inmunosupresores o con corticoides de manera prolongada.
Síntomas típicos de la neumonía
Reparemos ahora en los síntomas más habituales de la neumonía, algo que debemos tener presente para no dejar pasar el tiempo y recurrir tempranamente a una consulta médica.
Las personas que sufren neumonía desarrollan fiebre, tos con flema y frecuentemente dolor en el pecho, sobre todo al respirar. Este dolor suele ser intenso y aparecer especialmente en el lado del tórax donde se encuentre la inflamación. También se puede sentir agitación de la respiración y aumento de la frecuencia de los latidos del corazón.
En una menor proporción de casos se dan otro tipo de síntomas, es la llamada neumonía atípica. Entre ellos, tos seca (sin flema), dolores corporales, sobre todo en las articulaciones y en los músculos. También es común en estos casos sentir dolor de cabeza o molestias gastrointestinales.
Tratamiento de la neumonía
Primeramente el profesional debe diagnosticar la presencia de la enfermedad, generalmente a partir de los síntomas descriptos por el paciente y de la escucha de los sonidos que se dan durante la respiración. Es usual que se pida una radiografía de tórax para contar con una imagen pulmonar.
Según el caso y la gravedad puede decidirse la hospitalización o –de no ser necesario- se hace el tratamiento domiciliario con controles periódicos. Los pacientes de mayor riesgo como los mayores de 65 años o quienes sufren de enfermedades crónicas como las que ya os mencionamos suelen realizar el tratamiento quedando hospitalizados por su mayor riesgo.
La neumonía, al ser transmitida por bacterias (distintas variedades de neumococo) se puede tratar con antibióticos. Cuanto más tempranamente se inicie la toma de la medicación, mejor será la recuperación del paciente. Algunos de los antibióticos que se indican son los derivados de la penicilina, amoxicilina, levofloxacino, azitromicina y claritromicina, entre otros.
A su vez, durante el tratamiento de la neumonía se debe guardar reposo y cuidar la ingesta de líquidos en cantidad necesaria. Se suelen dar también medicamentos para reducir el dolor y bajar la fiebre.
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