Como seres humanos, cumplir con nuestras necesidades fisiológicas forma parte de nuestros principales objetivos. Abraham Maslow fue un psicólogo estadounidense que ideó una teoriza psicológica que explica la importancia que tiene para el ser humano satisfacer sus querencias más básicas; un esquema teórico bastante incidente con el hedonismo.
En esta jerarquía de aspiraciones, expresada en una pirámide ascendente, Maslow posiciona a las necesidades fisiológicas como las condiciones primordiales que debe cumplir el ser humano para sentirse a gusto consigo mismo y con su entorno. Entre ellas se encuentra, comer, dormir y por supuesto; tener sexo.
¿Por qué para Maslow el sexo es un elemento tan necesario para la misma humanidad? En la Edad Media, probablemente ésta pregunta hubiese sido contestada tras aclarar la importancia que tiene la reproducción humana en las sociedades ortodoxas. El sexo como única causa para lograr un fin colectivo: hacer crecer la población; no obstante, hoy en día el sexo abarca mucho más que una necesidad humana por perpetuar la especie.
Los beneficios de practicar sexo diariamente
El sentido que ha tomado el sexo a nivel universal, alude a una sensación plena de placer tanto físico como mental. El interés social por la sexualidad en la actualidad, ha despertado múltiples curiosidades tanto científicas como personales y ha generado una esfera global de deseos conectados y prácticas comunes.
Es un hecho innegable que nacemos y morimos como seres sexuados; esto ha generado que múltiples estudios científicos hayan tenido como objeto de estudio, los beneficios que pueden tener practicar sexo todos los días.
Nos ayuda a reducir el estrés
Si el sexo es una necesidad básica y no hay ninguna ley que lo prohíba ¿Por qué no sacarle provecho como una práctica cotidiana que mejore nuestro estado físico y mental? En éste sentido, el sexo es beneficioso porque disminuye primordialmente nuestros niveles de estrés.
Cerebralmente, nuestro sistema nervioso emite sustancias y hormonas ante determinados estímulos. Cuando tenemos sexo, nuestro cuerpo experimenta en muy poco tiempo diferentes sensaciones que nuestro cerebro procesa como placer y bienestar.
Un ejemplo de ello es la dopamina que segrega nuestro cerebro cuando tenemos un orgasmo como una repuesta del sistema nervioso para el drenaje de nuestras emociones.
La dopamina es indispensable para nuestro cuerpo ya que se encarga de regular nuestra memoria, nuestros procesos cognoscitivos y de aprendizaje y nos ayuda a compensar nuestros niveles de placer. Se le conoce también como la molécula de la motivación porque nos incita a cumplir nuestros deseos sexuales.
Somos más felices y nos sentimos mejor
En otras palabras, cuando tenemos sexo, estamos nutriendo nuestras capacidades cerebrales, ya que de igual forma liberamos endorfinas y oxitocina. A la primera se le conoce como la “hormona de la felicidad” y viaja de la hipófisis hasta nuestro torrente sanguíneo durante el coito para mejorar nuestro estado de ánimo.
Realmente toda actividad que involucre un esfuerzo físico como trotar y en éste caso particular, tener sexo; libera en nuestro sistema circulatorio endorfinas para mantenernos enérgicos, alegres y libre de dolores, ya que éste posee un efecto analgésico en nuestro organismo y nos ayuda disminuir los niveles de ansiedad.
La oxitocina se une a ésta fiesta de hormonas, como el neurotransmisor que se encarga de crear un mayor vínculo entre pareja y nos ayuda a aumentar nuestro deseo. En media hora de sexo quemamos aproximadamente 100 calorías, lo cual equivale a una caminata de treinta minutos a un ritmo pausado.
De hecho, hay estudios que revelan que si tenemos sexo mínimo tres veces por semana en un tiempo aproximado de 15 minutos, anualmente quemamos 7.500 calorías lo cual equivale a correr durante ese tiempo 120 km. Puesto que el sexo es una excelente forma de hacer ejercicio, ayuda nuestro sistema respiratorio y circulatorio, además de que acelera nuestro metabolismo en el proceso.
Mejora nuestras defensas
Durante el sexo, nuestro sistema inmunológico también se ve beneficiado. Al tener relaciones sexuales liberamos inmunoglobulina A, el cual es un antígeno que combate la gripe y la congestión. Nuestro corazón también agradece que tengamos sexo todos los días, ya que con ello prevenimos problemas cardiovasculares y de tensión. Mejorando nuestro ritmo cardiaco y nuestra circulación sanguínea tenemos menos posibilidades de sufrir un infarto.
Ante múltiples actividades en simultáneo estrés laboral, tener sexo todos los días nos ayudará a relajarnos y a olvidarnos de los problemas. Considerando todas sus virtudes, indudablemente llevar a cabo una sexualidad sana que alegre nuestra cotidianidad es la mejor receta para disfrutar de la vida.
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