Nos encontramos a las puertas de una nueva campaña vacunal. Y es que, cada año, entre los meses de octubre y de noviembre comienza la conocida como campaña de vacunación antigripal, que consiste en administrar la vacuna contra la gripe a determinados grupos considerados como de “riesgo”, quienes tienen el riesgo de sufrir complicaciones en caso de sufrir la gripe, y sobre todo por parte de las personas que se encuentran en contacto con estos grupos de alto riesgo.
Así, por ejemplo, se aconseja la vacunación para personas de edad mayor o igual a 65 años, personas menores de 5 años que presentan alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe y aquellos que pueden transmitirla a otras personas que presentan un alto riesgo de presentar complicaciones.
Pero debemos tener en cuenta que el virus causante de esta infección respiratoria es capaz de sufrir variaciones en sus antígenos de superficie, que implican la aparición de nuevos virus. Por ello la vacuna debe actualizarse cada nueva temporada, y administrarse de manera anual.
¿Qué es la gripe?
Como de buen seguro sabrás, la gripe consiste en una enfermedad infecciosa aguda que afecta a las vías respiratorias como consecuencia de la infección de un virus perteneciente a la familia de los Orthomyxoviridae, de los cuales existen un total de tres virus gripales: A, B y C.
Los más importantes son los virus tipo A y B. Mientras que el primero es el causante principal de las distintas epidemias gripales que se producen cada año, el virus gripal tipo B se presenta generalmente en brotes mucho más localizados. El virus tipo C no produce epidemias, solo causa infecciones con cuadros clínicos leves o incluso sin síntomas.
Es considerada como un importante problema de salud, derivado sobre todo por la mortalidad que tiende a provocar tanto de forma directa como indirecta, y las complicaciones que tiende a ocasionar.
¿Cuáles son sus síntomas?
Aunque en un primer momento es común confundir la gripe con un resfriado, debemos tener en cuenta que los síntomas de la gripe tienden a ser más severos que los causados por los virus catarrales. De hecho, apenas a las pocas horas de la infección nuestro tracto respiratorio estará congestionado e inflamado.
Es común que aparezca fiebre de forma brusca, malestar y escalofríos, que se acompañan de dolor de cabeza, dolor de garganta, dolor muscular, tos seca, congestión nasal, pérdida de apetito y malestar general.
Tanto la fiebre como los dolores musculares y el malestar suelen durar entre 3 a 5 días, mientras que la congestión y la sensación de fatiga (o falta de energía), pueden llegar a durar hasta 2 semanas.
Consejos naturales para tratar los síntomas de la gripe y curarla
Infusión de jengibre
El jengibre es un alimento natural con maravillosas propiedades analgésicas y antipiréticas, convirtiéndose en una opción excelente en caso de gripe, ya que ayuda a calmar el malestar y los dolores musculares, y además es útil para reducir la fiebre.
La preparación de una infusión de jengibre es en realidad muy sencillo. Solo tienes que partir un poco de jengibre, pelarlo y picarlo bien. Pon agua en un cazo y cuando empiece a hervir añade el jengibre bien picado, tapa y deja hervir 3 minutos. Pasado este tiempo apaga el fuego, tapa y deja en reposo 5 minutos más. Cuela y bebe.
Si añades miel y limón se convertirá en una bebida ideal además para el malestar de garganta.
Vahos de eucalipto
El eucalipto es una planta medicinal maravillosa, reconocida por sus propiedades expectorantes. Es decir, en una opción interesante en caso de gripe y resfriados con congestión nasal e irritación de garganta, ya que mientras que ayuda a abrir las vías respiratorias y destaponar nuestra nariz, también alivia la irritación.
Para preparar los vahos solo tienes que poner agua en un cazo y dejar que hierva. Luego pon hojas de eucalipto y deja que el agua hierva 5 minutos. Luego, con cuidado de no quemarte, pon un plato en una mesa y encima el cazo. Colócate una toalla en la cabeza y trata de atrapar todo el vapor, respirándolo. Eso sí, cuidado luego de no coger frío.
Té de ajo, miel y limón
Es bastante posible que ya sepas que el ajo es un potente alimento, con increíbles cualidades antisépticas gracias a la presencia de alicina, una sustancia que lo convierten en una opción increíblemente útil para combatir los síntomas de la gripe y del resfriado.
Aunque lo ideal sería consumirlo crudo masticándolo, es posible que esta opción te caiga mal en el estómago o que simplemente su sabor tan fuerte no lo soportes. En ese caso solo tienes que preparar un té.
¿Cómo? Muy sencillo: pica muy bien un diente de ajo, pon el equivalente a una taza de agua en un cazo y cuando hierva añade el diente de ajo picado. Deja que hierva 5 minutos. Cuela y añade un poco de jugo de limón recién exprimido y miel.
Otros consejos a tener en cuenta
Además de los 3 consejos naturales que te hemos indicado existen otros especialmente útiles y fundamentales que te serán de gran ayuda. Son los siguientes:
- Guarda reposo y trata de descansar lo máximo posible.
- Bebe muchos líquidos, sobre todo agua y jugos de frutas naturales.
- Opta también por infusiones y tés, sopas y caldos.
- Evita los antibióticos a no ser que te los prescriba tu médico. Recuerda que la gripe está causada por un virus, no por una bacteria.
- Evita automedicarte, tan solo tomando medicamentos como el paracetamol en caso de que sea preciso (por ejemplo, para disminuir la fiebre o aliviar el malestar muscular).
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