Los medicamentos o fármacos son útiles para el tratamiento médico o para la prevención de muchas enfermedades y afecciones. Pero en algunas ocasiones su administración y consumo pueden llegar a causar determinados problemas de salud. Es lo que se conocen como reacciones adversas a medicamentos (RAM), que consisten de a cuerdo a la Organización Mundial de la Salud en cualquier reacción nociva no intencionada que aparece a dosis normalmente usadas en el ser humano para profilaxis, diagnóstico o tratamiento o para modificar funciones fisiológicas.
Mientras que, en España, la normativa que regula la farmacovigilancia define la reacción adversa a un fármaco como las consecuencias clínicas perjudiciales derivadas de la dependencia, abuso y uso incorrecto de medicamentos, incluyendo las causadas por el uso fuera de las condiciones autorizadas y las causadas por errores de medicación.
Es decir, es cualquier respuesta a un medicamento o fármaco que sea nociva y no intencionada cuando es consumido a dosis normales, no entendiéndose como reacción adversa cuando se ingieren altas dosis de un fármaco (por ejemplo ante un intento de suicidio) o por error (por ejemplo, ante el olvido de una persona mayor). Esta reacción adversa también es considerada ante sustancias o productos utilizados en exploraciones médicas complementarias, o en caso de la administración de vacunas.
No se debe confundir la reacción adversa a un medicamento con sus efectos secundarios o con efectos colaterales. Por ejemplo, cuando ingerimos un medicamento antihistamínico con el fin de prevenir el mareo es común que aparezca somnolencia (un efecto colateral), mientras que la diarrea es un efecto secundario habitual tras la administración de un antibiótico por vía oral.
Lo cierto es que cualquier persona puede sufrir una reacción adversa a un medicamento. Más aún si ese medicamento se toma de forma conjunta con otro fármaco.
Los síntomas de las reacciones adversas a un medicamento
Existen una serie de síntomas habituales que aparecen después de una reacción adversa a un medicamento, que surgen y que en definitiva tienden a ser visibles tanto para ti como para el especialista médico que pueda observarte. Son comunes los siguientes síntomas:
- Problemas en la piel: erupción cutánea, enrojecimiento generalizado, eczema y dermatitis exfoliativa. Formación de moretones con cierta facilidad.
- Problemas digestivos: diarreas o estreñimiento, náuseas y vómitos.
- Dificultades para respirar con normalidad.
- Sensación de debilidad y sudores.
- Úlceras, sangrado y anemia.
- Pérdida del apetito.
- Confusión.
También pueden surgir otros síntomas clínicos relacionados, pero que solo el especialista médico podría notar al llevar a cabo un análisis y chequeo médico: se pueden producir cambios en los resultados de determinadas pruebas de laboratorio, y la existencia de un latido anormal del corazón.
¿Qué hacer si presento una reacción adversa a un medicamento?
Es importantísimo acudir a tu médico y dejar de tomar el medicamento en caso de que éste te lo recomiende. Recuerda que nunca debes dejar de tomarte el fármaco por cuenta propia. Cuando se sospecha que la reacción adversa es grave se debe acudir inmediatamente a urgencias, e indicar en todo momento qué fármaco o medicamento ha causado dicha reacción.
En estos casos, es posible que tu médico te aconseje dejar de tomar el medicamento para que la reacción adversa desaparezca, o bien administrarte otro medicamento con el fin de tratar la reacción.
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