De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) es importantísimo un uso adecuado de los medicamentos y fármacos, lo que significa que la persona recibe la medicación apropiada según su necesidad clínica, en las dosis correspondientes en función de sus propios requerimientos individuales como paciente, por el periodo más adecuado. Para ello, es fundamental que sea solo el profesional médico quien dedica qué tipo de medicamento debe utilizar.
No obstante, como manifiestan –y alertan- muchos expertos, es muy común la automedicación, y no solo la automedicación sino el consumo abusivo de medicamentos sin existir antes una prescripción médica adecuada.
A la hora de tomar medicamentos debemos atender a diferentes elementos y cuestiones básicas, fundamentales e importantes para evitar posibles sobredosis y reacciones adversas que en muchos casos pueden resultar muy graves para nuestra salud. Uno de estos elementos es la fecha de caducidad, o fecha vigente en el consumo de fármacos.
¿Qué es la fecha de caducidad de un medicamento?
Como ocurre con los alimentos perecederos que consumimos cada día en nuestra dieta, los medicamentos y fármacos que consumimos para el tratamiento de una determinada enfermedad o afección de salud poseen una determinada fecha de caducidad.
El que un medicamento posea fecha de caducidad no significa, como sí ocurre con los alimentos, que pasada dicha fecha el fármaco se estropee o se ponga malo. Significa básicamente que el medicamento en su envase y estado original permanecerá estable hasta la fecha de caducidad indicada. Esto no implica que el medicamento pueda ser ‘inestable’ después de pasada la fecha de caducidad, sino que de acuerdo a estudios científicos reales o a extrapolaciones llevadas a cabo de estudios de degradación, las propiedades del fármaco pueden verse afectadas.
Debemos hablar en este punto de la “vida útil” del fármaco, dado que es el tiempo que el medicamento permanece estable y mantiene más del 90% de su potencial medicinal inicial, siempre y cuando sus condiciones de almacenamiento sean las más adecuadas.
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Es decir, la fecha de caducidad se basa principalmente en la estabilidad del mercado en su recipiente original, no manipulado ni abierto. Hoy en día no se aceptan caducidades mayores a 2 o 3 años a partir de la fabricación del fármaco.
¿Por qué es tan importante la fecha de caducidad de un fármaco o medicamento?
En un medicamento o fármaco se trata de un elemento importantísimo muy a tener en cuenta antes de su consumo, dado que es la que se indica o especifica como tiempo máximo hasta el que se garantiza las características físico químicas, la potencia y la pureza del medicamento, en base a resultados y pruebas de estabilidad llevadas a cabo a tal efecto.
No obstante, no solo debemos atender a la fecha de caducidad del medicamento, ya que existen elementos que pueden degradar las diferentes especialidades farmacéuticas sin tener en absoluto nada que ver con su fecha de vencimiento. Es decir, pueden perder propiedades aún cuando se encuentren dentro de la fecha de consumo recomendada. Más aún, en tratamientos vitales o muy específicos es importantísimo respetar la fecha de caducidad indicada por el fabricante, ya que será una garantía de que el fármaco mantendrá el 100% de propiedades del principio activo.
Por ejemplo, la humedad afecta más a un fármaco que al calor. Lo mismo ocurre con la forma farmacéutica del producto en cuestión, dado que las formas líquidas (como es el caso de jarabes o soluciones oftamológicas) tienden a ser menos estables que las formas sólidas. Por ello, es importante fijarnos en la existencia de algún cambio en el aspecto físico o el color del fármaco (por ejemplo, cualquier grado de turbiedad, o cambios en el aspecto o en el color), ya que en caso de encontrarlo debemos desechar y reciclar el medicamento siempre como precaución.
Imágenes | ISTOCKPHOTO/THINKSTOCK
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