La prescripción médica consiste básicamente en el proceso clínico mediante el cual el médico indica al paciente qué medicamento o fármaco necesita tomar, durante cuánto tiempo y en qué dosis o cantidades. Habitualmente se prescribe la receta médica, el documento legal mediante el que los médicos prescriben la medicación al paciente, y son luego dispensados por el farmacéutico. La importancia de seguir al pie de la letra las recomendaciones indicadas por el médico deriva en que los medicamentos pueden no aportarnos el efecto esperado si se toma menos días o en menores dosis.
Al igual que es sumamente peligroso tomar medicamentos sin la debida prescripción médica. Se conoce como automedicación, y puede suponer un riesgo para nuestra salud, sobre todo cuando tomamos fármacos sin saber en realidad si podrían o no ser efectivos para la enfermedad o trastorno que estamos sufriendo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los antibióticos.
Como de buen seguro sabrás, los antibióticos consisten en fármacos capaces de matar o impedir el crecimiento de determinadas clases de microorganismos sensibles (generalmente bacterias), siendo útiles para tratar infecciones causadas por gérmenes, o para prevenir la aparición de infecciones bacterianas. Es decir, son medicamentos que solo funcionan contra infecciones causadas por bacterias, ciertos parásitos y hongos. Por tanto, los antibióticos no son útiles contra los virus.
Tomados de forma abusiva pueden causar resistencia bacteriana
¿Cuántas veces no habrás escuchado o leído que tomar antibióticos sin necesitarlo, y sobre todo sin la oportuna receta médica con el fin de seguir un tratamiento médico adecuado, puede suponer un riesgo para la salud porque las bacterias cuando sí se produce una infección bacteriana se hacen más fuertes?.
Es lo que se conoce como resistencia bacteriana, y tiende a aparecer cuando algunas bacterias se vuelven resistentes a antibióticos específicos, de manera que estos fármacos no funcionan más contra éstas. Es decir, debemos erradicar la idea de que los antibióticos son medicamentos inocuos.
¿Por qué ocurre? Fundamentalmente como consecuencia de haber tomado antibióticos con demasiada frecuencia, o cuando no son utilizados de manera correcta (por ejemplo, cuando no tomamos todos los antibióticos que el especialista médico recetó). También puede aparecer cuando cometemos el error de tomar antibióticos para enfermedades virales, por ejemplo en caso de gripe o resfriado, pensando que estos medicamentos curan todas las enfermedades.
Es interesante hoy volver a recuperar la campaña que el Ministerio de Sanidad español comenzó allá por el año 2006, con el mensaje “Tómalos solo cuando y como te los recete tu médico. Usándolos bien hoy, mañana nos protegerán”.
Además, si los tomamos sin seguir las dosis recomendadas podemos sufrir determinados efectos secundarios y reacciones adversas, tales como diarrea, malestar digestivo, trastornos de la piel, problemas intestinales como flatulencia o gases, malabsorción alimentaria e intolerancias alimentarias. Por ello siempre es aconsejable acompañar el consumo de antibióticos con probióticos, productos ricos en bacterias vivas y en ácido láctico, que ayudan a fortalecer nuestro sistema inmunitario a la vez que protegen nuestra flora bacteriana.
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