Aunque tendamos a asociar los catarros, gripes y resfriados como enfermedades infecciosas exclusivas de los meses de otoño e invierno, lo cierto es que durante los meses de verano también pueden surgir y aparecer. Por ejemplo, sí es cierto que un resfriado tiende a ser más común en verano que una gripe, dado que el virus causante de esta enfermedad tiende a contraerse sobre todo en épocas más frías.
Pero como manifiestan muchos expertos, la gripe y el resfriado no son solo enfermedades propias el invierno. Eso sí, dado que durante los meses de verano el ambiente tiende a ser más cálido por un aumento de las temperaturas, es necesario que el sistema inmunológico se encuentre debilitado o en baja forma.
Esto significa que aunque el virus no presente tanta incidencia durante estos meses, basta que el organismo esté favorable a la infección para que el contagio se produzca fácilmente.
Las principales causas de gripes y resfriados en verano
Mientras que durante los meses de invierno es habitual que se produzca una bajada de nuestras defensas por la disminución de las horas de luz, el cambio de estación y la llegada del frío (que influyen en definitiva en un desajuste hormonal), durante el verano existen otros elementos que pueden influir en que se produzca una disminución del fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico y que en definitiva tendamos a ser más proclives al contagio.
Entre esas causas y elementos más comunes y habituales podemos mencionar los siguientes:
- Aire acondicionado: ¿quién no se ha resfriado con el aire acondicionado? Ya sea en el coche o al entrar en una tienda, el uso excesivo de aire acondicionado puede influir en el contagio de gripes y resfriados sobre todo por el cambio de temperatura que se produce pasar de calor a frío en pocos segundos. De hecho, son considerados como uno de los principales causantes dado que bajan las defensas de nuestro organismo, momento que los virus ‘aprovechan’ para atacar nuestro sistema inmunológico.
- Baja ingesta de líquidos: durante el verano, ya que tendemos a sudar mucho y por tanto a deshidratarnos con mayor facilidad, es importantísimo mantener una adecuada hidratación bebiendo muchos líquidos.
- Tomar bebidas muy frías: al tomar bebidas frías o muy frías nuestra garganta se resiente, convirtiéndose en un lugar ideal para que la infección pueda seguir su curso.
- Exposición prolongada al sol: aunque la exposición al sol, realizada de forma segura utilizando fotoprotectores solares de manera adecuada, es muy beneficioso no lo es tanto si nos pasamos, ya que tiende a provocar cierto ‘estrés’ en nuestro sistema inmunológico.
- Seguir una dieta poco sana y equilibrada: durante el verano, sobre todo durante las vacaciones, es más común comer cualquier cosa y además mal, en especial si estamos en la playa o en la piscina. Como consecuencia se pueden sufrir déficits nutricionales que influyen luego en una bajada de las defensas.
Cómo tratar la gripe y el resfriado en verano naturalmente
Infusión de jengibre
El jengibre es, probablemente, una de las opciones naturales más eficaces a la hora de ayudarnos a reducir los síntomas más molestos de una gripe o de un resfriado, ya que ejerce una acción antibacterial, analgésica y antipirética, ayudándonos sin duda alguna a sentirnos muchísimo mejor.
Para preparar la infusión solo necesitas una cucharada de jengibre fresco rallado e incorporarlo a una taza de agua hirviendo. Exprime medio limón y añade su jugo a la infusión. Luego, si lo deseas, puedes añadir miel para endulzar.
Vaporizaciones de eucalipto
Sobre los vahos de eucalipto ya te hemos hablado en otras ocasiones. También conocidos como vaporizaciones de eucalipto, son muy útiles porque ayudan a aliviar la irritación de garganta y además abre las vías respiratorias, gracias a su reconocida acción expectorante.
Para preparar los vahos o vaporizaciones necesitas calentar agua. Cuando hierva apaga el fuego e incorpórala en un cuenco grande o en una vasija amplia. Luego agrega hojas de eucalipto o unas gotitas de aceite esencial de eucalipto. Colócate una toalla en la cabeza, tapándote la cara, y trata de respirar todo el vapor que desprenda el eucalipto.
Infusión de ajo, limón y miel
El ajo es conocido como un poderoso superalimento, ideal para combatir una amplia diversidad de enfermedades gracias a que aporta propiedades antisépticas especialmente útiles para que el organismo sea capaz de combatir mejor la gripe, el resfriado y otras infecciones. Esta cualidad se la debemos a la presencia de alicina, el principal compuesto del ajo.
Aunque puedes comer ajo machacado directamente, si te sienta mal puedes optar por hacerlo en infusión. Para ello pela dos dientes de ajo pequeños y córtalos muy picados. Luego prepara una infusión con el equivalente a una taza de agua. Mientras el agua hierve parte un limón por la mitad y exprímelo para obtener todo su jugo. Una vez hierva el agua añade el ajo bien picado, el jugo de limón y un poco de miel. ¡Listo!.
Imágenes | ISTOCKPHOTO/THINKSTOCK
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