El hígado es un órgano imprescindible para la vida. Realiza y lleva a cabo cada día cientos de importantísimas funciones, entre las que destacan el almacenamiento y la liberación del azúcar en la sangre, el almacenamiento de las grasas, la secreción de la bilis o la eliminación de impurezas de la sangre.
¿Y dónde encontramos a este órgano? ¿En qué parte de nuestro cuerpo? Concretamente lo encontramos situado bajo el diafragma, en el lado derecho. Se encuentra formado por un lóbulo derecho y por un lóbulo izquierdo, y a su vez está formado por pequeñísimos lobulillos encargados de sus importantes funciones.
De acuerdo a las distintas y diferentes enfermedades del hígado, son varias las distintas patologías y afecciones que pueden afectarle en mayor o menor medida (de forma directa o indirecta).
¿Cuáles son las enfermedades del hígado más comunes?
Aunque existen una amplia variedad de enfermedades que pueden afectar al hígado, lo cierto es que hay una serie determinada que destacan por ser precisamente las más comunes o habituales. Son las siguientes:
- Higado graso: El hígado graso (que puede ser alcohólico o no alcohólico) es una de las patologías hepáticas más comunes, consistente en la acumulación excesiva de grasa en este órgano, lo que puede ocasionar su inflamación y agrandamiento, y que con el paso del tiempo se torne en cirrosis o en cáncer hepático. Puede estar causado por un consumo de alcohol regular en el tiempo (no tiene por qué ser excesivo), o por el mantenimiento de una dieta poco equilibrada, rica en grasas y un exceso de peso.
- Cirrosis: Se estima que alrededor de 30.000 personas fallecen cada año como consecuencia de esta afección. Consiste en una enfermedad crónica e irreversible hepática, producida debido a la destrucción de las células del hígado, y a la producción como consecuencia de ello de tejido nodular y fibroso, lo que impide su funcionamiento correcto.
- Hepatitis víricas: La hepatitis es una afección igualmente común causada por virus que afectan al hígado, ocasionando su inflamación. Destacan la hepatitis A, B, C y D, aunque tanto la hepatitis B como la hepatitis C son consideradas las más graves.
- Hemocromatosis: Se trata de una enfermedad que puede ser hereditaria o adquirida. Consiste en un aumento de la absorción de hierro a través del intestino, ocasionando su acumulación en distintos órganos del cuerpo. Por ello puede derivar en diabetes, cardiopatías o cirrosis.
¿Qué síntomas alertan de una enfermedad o problema en el hígado?
Debemos tener en cuenta que los síntomas de enfermedad o problemas en el hígado pueden variar no solo de una persona a otra, sino dependiendo también del tipo de enfermedad, patología o afección que este órgano tenga.
En cualquier caso, existen una serie de síntomas comunes que pueden ayudar al médico a identificar si la persona puede estar sufriendo de un problema en el hígado o no. Son los siguientes.
Ictericia (piel amarilla)
La ictericia es considerado como uno de los síntomas más habituales y frecuentes ante la presencia de una enfermedad en el hígado. No obstante, también puede aparecer por otras causas, como por ejemplo:
- Obstrucción de los conductos biliares.
- Infecciones.
- Distintos síndromes genéticos.
- Enfermedades de la sangre.
- Consumo de determinados medicamentos o fármacos.
Está causada por tener en la sangre la bilirrubina alta, especialmente cuando sus niveles se sitúan por encima de los 2.5 mg/dL. La bilirrubina es un pigmento de color amarillo que encontramos en la bilis, producido por el hígado, resultado de la degeneración de la hemoglobina de los glóbulos rojos que se encuentran en mal estado.
En cualquier caso, el síntoma más habitual de ictericia es la presencia de una tonalidad amarilla tanto de la piel como de las partes blancas de los ojos.
Cansancio general y fatiga
Se trata de un síntoma más habitual de lo que se piensa, aunque normalmente no solemos asociarla a problemas hepáticos. La falta de energía, achacado a fatiga o cansancio, es habitual en personas con hígado graso o cirrosis.
Ascitis (hinchazón abdominal)
Aunque popularmente tendemos a conocerla como hinchazón abdominal, lo cierto es que la acumulación de líquidos dentro de la cavidad abdominal recibe el nombre médico de ascitis.
Es un síntoma muy habitual de cirrosis hepática, especialmente cuando la persona afectada padece también de hipertensión portal. Sin embargo, ¿sabías que la cirrosis no es la única causa? También puede surgir como consecuencia de un síndrome nefrótico o una insuficiencia cardíaca descompensada.
Cambios en el color de las heces
Un cambio en el color de las heces es otro síntoma habitual de enfermedad hepática, ya que debemos tener en cuenta que la bilirrubina es la principal responsable de la coloración marrón -y normal- de las heces.
Por tanto, cuando el hígado no funciona correctamente es habitual que los valores de bilirrubina no estén bien, de forma que el color o tonalidad de las heces tiende igualmente a cambiar.
Habitualmente, cuando existe un problema en el hígado es común que las heces se vuelvan de color arcilla o pálidas.
Moratones y manchas púrpuras en la piel
La aparición de manchas púrpuras en la piel es conocida médicamente con el nombre de equimosis. Suele aparecer como consecuencia de un golpe, sobre todo en caso de un trauma de poca intensidad.
Dado que las personas con enfermedad en el hígado pueden tener deficiencia de la coagulación sanguínea, es habitual que los moratones aparezcan con mayor asiduidad.
¿Cómo podemos saber si el hígado tiene algún problema o está enfermo?
Lo cierto es que, en muchas ocasiones, el hígado tiende a ser un órgano cuyas afecciones o patologías no muestran síntomas en los primeros momentos de la enfermedad (o en las primeras etapas), de manera que su diagnóstico no se lleva a cabo hasta pasado un tiempo, o incluso hasta que es demasiado tarde (como por ejemplo podría ser el caso de la cirrosis hepática o el cáncer hepático). Y es algo que ocurre habitualmente con una patología cuyo incremento en el número de casos ha aumentado peligrosamente en los últimos: la esteatosis hepática.
No obstante, el médico tiene distintas opciones y pruebas médicas para descubrir qué tal está funcionando el hígado, y sobre todo, si puede existir o no algún tipo de afección o patología que esté afectando su buen funcionamiento:
- Análisis de transaminasas: Consisten en una serie de parámetros cuyo estudio se incluye de manera rutinaria en la realización de una bioquímica completa (analítica sanguínea), y permiten descubrir si existe algún tipo de problema con el hígado (entre otros). Existen distintos tipos de transaminasas: transaminasa GOT-AST (entre 0 y 37 U/L), GPT-ALT (entre 0 y 41 U/L) y GGT (entre 11 y 50 U/L).
- Análisis de bilirrubina: Es un examen que mide la cantidad de bilirrubina presente en la sangre, la cual es el producto de la descomposición de los glóbulos rojos, cuyos niveles, de estar elevados, pueden indicar la existencia de un problema en el hígado. Puede causar ictericia (tonalidad amarillenta de la piel y los ojos). Debemos diferenciar tres tipos de bilirrubina, de manera que sus valores varían: la bilirrubina directa o conjugada (0 a 0.3 mg/dL), la bilirrubina indirecta o no conjugada (menos de 1.0 mg/ml) y la bilirrubina total (0.3 a 1.9 mg/dL).
- Ecografía abdominal: En muchas ocasiones, se diagnostica la existencia de una afección o patología hepática por la realización de una ecografía de abdomen. Se trata de una prueba diagnóstica en la que se utilizan ondas de ultrasonido, que permite observar tanto los órganos como las distintas estructuras que encontramos en el interior de la cavidad abdominal. Habitualmente, una de las patologías que más comúnmente se diagnostican con esta prueba es la esteatosis hepática (o hígado graso).
Imágenes de Istockphoto.
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