No hay duda que el higado es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, principalmente porque sin él -y las importantísimas funciones que realiza- no podríamos sobrevivir. Entre esas funciones principales podemos mencionar el almacenamiento y la liberación del azúcar en la sangre, sintetizar el glucógeno, procesar bebidas alcohólicas y diversos medicamentos, eliminar las impurezas de la sangre…
Sin embargo, existen una serie de enfermedades hepáticas que evidentemente pueden afectar al hígado, sobre todo de manera directa. Un buen ejemplo es la hemocromatosis, una enfermedad que puede ser hereditaria o adquirida.
¿Qué es la hemocromatosis?
La hemocromatosis es una alteración que se caracteriza por una mala metabolización del hierro en nuestro organismo. Huelga decir que este es un componente esencial en nuestro cuerpo si queremos que todos nuestros órganos funcionen de manera correcta. Se estima que la cantidad correcta de hierro en sangre debe ser alrededor de al menos unos 4 o 5 gramos, una cantidad que se segrega gracias a la hemoglobina.
Sin embargo, esta afección se caracteriza cuando el cuerpo no es capaz de descomponer este elemento y por tanto produce que los niveles de hierro aumenten de forma desmedida a lo largo de todo el tubo digestivo. Esto es algo que puede tener un efecto muy negativo en nuestra salud y en especial en el funcionamiento del hígado.
La hemocromatosis es una enfermedad que se da en personas de todas las edades. Puede llegar a afectar a alrededor de una de cada 200-300 personas y es mucho más común en los hombres ya que las mujeres disponen de otras vías de deshacerse del hierro gracias al embarazo o la aparición de la regla.
¿Cuáles pueden ser las causas de la hemocromatosis?
Ahora que ya hemos conocido en qué consiste la hemocromatosis, pues a continuación vamos a desgranar cuáles pueden ser sus causas:
- Ingesta excesiva de vino. Esta bebida alcohólica se caracteriza por tener unas grandes dosis de hierro. Por ello, si se toma en cantidades demasiado altas, pues es posible que la persona en cuestión sufra después de hemocromatosis.
- Hepatitis C. Este virus hepático también puede provocar que los niveles de hierro en sangre se disparen.
- Multitud de transfusiones sanguíneas. Cuando una persona está recibiendo multitud de transfusiones por cualquier razón, este proceso también provoca que los depósitos de hierro se empiecen a acumular por todo el cálculo intestinal.
- Déficit en la producción de transferrina. La transferrina es una proteína que se encarga de ir transportando todo el hierro a través del organismo. Sin embargo, los problemas aparecen cuando la persona no es capaz de segregar esta proteína de manera natural, provocándole un claro caso de hemocromatosis.
Síntomas de la hemocromatosis
Los síntomas de la hemocromatosis pueden ir variando según cómo avanzada esté la enfermedad. De ahí que sea muy importante tratarla en la mayor brevedad posible. Entre los síntomas más comunes, cabe destacar los siguientes:
- Daños en el hígado: Uno de los síntomas más comunes en la hemocromatosis es lo que se conoce como la hepatomegalia. Esto quiere decir que el lóbulo izquierdo del hígado se va inflamando, algo que después puede provocar ascitis, edemas e incluso ictericia.
- El exceso de hierro también se puede ir acumulando a través de los distintos músculos cardíacos, algo que después puede provocar una insuficiencia cardiaca leve. Los síntomas más claros de esta afección son cansancio extremo y edemas en los pies.
- Hiperpigmentación de la piel: La mayoría de los casos de hemocromatosis suelen traducirse después en casos de hiperpigmentación de la piel a tonos muy oscuros. También es normal que aparezcan cuadros de alopecia o caída del cabello.
Tipos de hemocromatosis
Como indicábamos al comienzo de esta nota, existen dos tipos distintos de hemocromatosis: una hereditaria (la más común) y otra adquirida. Te descubrimos sus principales diferencias a continuación.
Hemocromatosis hereditaria
La hemocromatosis hereditaria es una enfermedad genética de tipo autosómico recesivo (o de herencia recesiva), lo que significa que para manifestarla debe ser heredada del padre y de la madre; es decir, los dos padres deben portar el gen.
Se estima que una de cada 20-25 personas porta el gen, lo que significa que nos encontramos ante una enfermedad hepática hereditaria en realidad muy común.
En el caso de la hemocromatosis hereditaria se han identificado dos mutaciones en el gen de la proteína HFE, conocidas como C282Y y H63D. De acuerdo a los estudios científicos, se estima que en Europa entre un 60 a un 100% de los pacientes afectados heredan un gen C282Y de los dos padres (homocigotos C282Y), o bien heredan un gen H63D de uno y un gen C282Y del otro (dobles heterocigotos).
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Hemocromatosis adquirida
También conocida como hemocromatosis secundaria, es causada por una amplísima variedad de trastornos y afecciones, no existiendo una causa única o específica, las cuales generan un aumento de los depósitos de hierro en el organismo.
Entre las causas que más comúnmente ocasionan la aparición de esta hemocromatosis, podemos mencionar:
- Enfermedades del hígado, como la hepatopatía alcohólica o hepatitis C.
- Consumo de alcohol crónico que afecta al hígado.
- Realización de múltiples transfusiones sanguíneas.
- Déficit congénito de transferrina.
- Porfiria cutánea tarda.
- Hemocromatosis neonatal.
- Aceruloplasminemia.
- Ingesta excesiva de hierro.
¿Qué tratamiento hay para la hemocromatosis?
Como la hemocromatosis se caracteriza por una dosis demasiado de alta de hierro en nuestro organismo, pues obviamente habrá que reducir los niveles de este componente. Para ello, hay que tener en cuenta las siguientes indicaciones:
- Reducir el consumo de alcohol. El consumo de algunas bebidas como el vino tinto o rosado pueden provocar la aparición de hemocromatosis. De ahí que sea muy recomendable dejar de tomarlas desde el preciso instante que aparezcan los primeros síntomas.
- Evitar los pescados blancos y mariscos. El pescado es también una fuente inagotable de hierro. Por tanto, será necesario dejar de tomarlo durante un tiempo para reducir los niveles de hierro. Lo mismo ocurre con los mariscos o con los complementos vitamínicos que contengan hierro o vitamina C.
- Mantenerse alejado de los utensilios hechos con hierro. Y es que su manejo o manipulación puede provocar que después ingiramos este elemento de manera accidental.
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