La ictericia es un síntoma que se caracteriza por dotar de un tono amarillento a toda la piel y la pupila de los ojos. Esto es provocado por la bilirrubina, un componente químico que se encarga de llevar el oxígeno a la sangre. De hecho, la ictericia se produce cuando se produce una condición conocida como bilirrubina alta (conocida también médicamente como hiperbilirrubinemia).
Todo este proceso va provocando que los glóbulos rojos vayan tomando ese color amarillo tan característico. Y es ahí cuando el organismo se ve obligado a crear nuevas células con el objetivo de sustituir a las que están dañadas.
Todas las que acaban contaminadas por esta sustancia acaban directamente en el hígado y como este órgano no es capaz de degradarlas, pues es inevitable que la bilirrubina se empiece a expandir por todo el cuerpo. También puede afectar directamente a al color de la orina o las heces, las cuales llegan a coger colores muy oscuros (también denominado como coluria y acolia respectivamente)
Es muy normal que los recién nacidos sufran de ictericia durante los primeros meses de vida. Sin embargo, son muchas más las personas que sufren esta afección que puede presentarse a cualquier edad por multitud de motivos que iremos desgranando a través del siguiente artículo.
Causas de la ictericia
Una de las principales causas de la ictericia es la existencia de un daño en el higado, debido sobre todo por determinadas enfermedades hepáticas que ocasionan problemas en este importante órgano.
Un buen ejemplo es el caso del higado graso, una afección tan común hoy en día que afecta a millones de personas en todo el mundo.
- Infección del hígado. Sin duda una de las causas más comunes por las que puede aparecer ictericia. El portador sufre un virus hepático que le puede causar tanto hepatitis A, B, C como D y E.
- Acumulaciones biliares. Los trastornos en la vesícula biliar también pueden provocar ictericia en el paciente.
- Sobredosis de fármacos. La ictericia también puede aparecer por una ingesta masiva de medicamentos. El que más provoca esta afección es el paracetamol.
- Cáncer de páncreas. Debido al cáncer, el páncreas órgano no es capaz de funcionar de manera correcta, algo que después se traduce en multitud de cuadros de ictericia.
- Trastornos congénitos. También es muy posible que la persona que sufre ictericia no sea capaz de descomponer la bilirrubina de manera natural. Esto es algo que se conoce como Síndrome de Gilbert o de Dubin-Johnson.
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¿Qué tratamiento hay para la ictericia?
Cabe destacar que no existe un tratamiento directo para tratar la ictericia ya que se trata de un síntoma y no de una enfermedad. Ante esto, lo mejor que se puede hacer es atacar directamente a las causas de la misma. Por ejemplo, si la ictericia es causada por la ingesta masiva de cualquier bebida alcohólica o una serie de fármacos, pues obviamente no quedará más remedio que reducir de manera drástica el consumo de estas dos sustancias.
Si la ictericia aparece por un mal funcionamiento del hígado que va provocando que aparezcan todo tipo de piedras por las paredes de este órgano, pues aquí no habrá más remedio que acudir a nuestro médico. En la mayoría de los casos habrá que llevar una endoscopia para que así todos los cálculos biliosos puedan fluir de manera normal.
Si la ictericia ha aparecido en el bebé a tan solo unas semanas de su nacimiento, tampoco hay que preocuparse mucho porque es algo muy común. Aunque sí que hay que tener en cuenta una serie de indicaciones. En primer lugar, hay que comprobar el nivel de bilirrubina en sangre. Si por cualquier razón es superior a 20mg/dl, pues habrá que darle un tratamiento específico que solo lo puede dar un médico para así rebajar esta sustancia en sangre. Durante el tratamiento, es muy importante mantener al niño hidratado ya que esto ayudará a que los síntomas se reduzcan de manera considerable.
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La ictericia también puede aparecer cuando tanto el bebé como su madre tienen un grupo sanguíneo distinto. Al darle el pecho, la mujer empieza a crear unos anticuerpos que “atacarán” los glóbulos rojos del bebé. Y al destruirlos, pues el pequeño va segregando bilirrubina como mecanismo de defensa. Ante esta situación, el niño debe dejar de consumir leche materna y sustituirla por otra que recomiende el pediatra.
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