Podríamos considerar a la toxoplasmosis como una de las enfermedades infecciosas que más preocupación causa a muchas embarazadas, especialmente si son primerizas (donde las dudas abundan por doquier), y además tienen gatos en casa. El motivo principal lo encontramos en la falta de información existente al respecto; o, casi mejor dicho, en el exceso de mala información, mitos y creencias erróneas que se han divulgado popularmente durante años respecto a esta infección, los mininos y la gestación.
Si bien es cierto, como veremos, que se trata de una enfermedad grave cuando el contagio se produce durante el embarazo, en la mayoría de las ocasiones es bastante probable que, o bien la embarazada esté inmunizada y haya pasado la enfermedad sin darse cuenta, o que la infección nunca se produzca, especialmente si se mantienen unas medidas adecuadas de higiene que de hecho no son solo útiles contra la toxoplasmosis, sino en definitiva contra cualquier tipo de infección (especialmente alimentaria).
De hecho, cuando se produce la infección, es común que los síntomas no comiencen a aparecer hasta pasadas 1 a 2 semanas. Y si la persona tiene un sistema inmunitario saludable, los síntomas suelen ser similares a los que surgen con la mononucleosis: inflamación de los ganglios linfáticos (en cuello y cabeza), malestar general, dolor muscular, dolor de garganta y fiebre.
¿Cuáles son las consecuencias para el bebé si se produce el contagio de la toxoplasmosis durante la gestación?
Aunque el contagio al bebé es un riesgo sumamente especial durante el tercer trimestre del embarazo, cuanto más temprana se produce la infección, más graves serán los daños que podría llegar a sufrir el feto, especialmente cuando aún se encuentra en desarrollo.
Por desgracia, cuando se produce el contagio, la mayoría de los bebés que han sufrido contagio de toxoplasmosis congénita no presentan síntomas hasta transcurridos varios meses o años después. Esto es debido a que, como veremos a continuación, las señales se hacen evidentes a medida que va desarrollándose y creciendo (y no desde el momento del nacimiento). Entre los daños que se pueden producir, debemos destacar los siguientes:
- Bajo peso al nacer, al producirse retraso en el crecimiento intrauterino.
- Ceguera o deficiencia visual severa.
- Afectación auditiva severa.
- Afectación del sistema nervioso central.
- Afectación a nivel cerebral.
- Afectación del sistema linfático, pulmones, bazo o hígado.
Además, si el contagio se produce durante el primer trimestre de embarazo, puede producirse un aborto espontáneo.
No obstante, si la infección se produce después de la semana 32 de embarazo, prácticamente no suele causar daños al bebé, especialmente aquellos que no puedan ser médicamente tratados con éxito. Por tanto, el riesgo incide especialmente en si la infección se produce a mitad de embarazo y la futura mamá no recibe tratamiento.
¿Es posible prevenir la toxoplasmosis durante el embarazo?
Si tienes gatos en casa y te has quedado embarazada, es bastante probable que ya hayas escuchado alguna expresión -poco útil y además probablemente fuera de lugar-, de alguien cercano advirtiéndote de los riesgos de que te contagies de toxoplasmosis. Es más, es posible que la recomendación vaya un poco más allá, y el consejo sea deshacerte de tus pobres mininos rápidamente.
Se trata de una infección causada por la Toxoplasma gondii, una especie de protozoo parásito, cuya infección se puede producir en realidad de muy diferentes maneras, y no solo a través de las heces del gato (como popular y erróneamente se tiende a pensar).
De hecho, no solo podemos encontrar estos organismos en las heces de los animales (en especial de los gatos callejeros), sino también está presente en la tierra -por ejemplo, en verduras y hortalizas-, así como en la carne de animales y aves poco cocinadas. Es más, como opinan muchos expertos, el peligro de contagiarse de toxoplasmosis a través de un gato doméstico es mucho menor que a través de determinados alimentos.
Entre las carnes que más habitualmente tienden a estar contaminadas podemos mencionar especialmente la carne de cabra y de oveja (cordero). A su vez, distintas elaboraciones pueden ser consideradas un riesgo, como podría ser el caso de la carne cruda picada y el popular carpaccio. Así la mejor forma de evitar el contagio mediante la alimentación es cocinando muy bien el alimento, freírlo suficientemente, o congelándolo.
Por tanto, a continuación te destacamos brevemente cuáles son los principales consejos y recomendaciones que deberías tener en cuenta para evitar el contagio de la toxoplasmosis durante el embarazo:
- Asegúrate de que toda la carne o ave que comas está bien cocinada.
- Lava a conciencia y muy bien todas las verduras, frutas y hortalizas antes de consumirlas.
- Antes de preparar la comida, y comer, lávate bien las manos.
- Evita consumir carne cruda, o cualquier preparación que la contenga (por ejemplo, el carpaccio).
- Si tienes mascotas en casa lávate siempre las manos después de haberlos acariciado.
- Evita tocar el cajón donde los animales hacen sus necesidades.
- Si tienes un jardín y te ocupas de él o del huerto, hazlo siempre llevando guantes.
Como vemos, en realidad prevenir el contagio de la toxoplasmosis no solo durante la gestación, sino en cualquier momento de la vida, es muy fácil y sencillo, especialmente si seguimos unas medidas higiénicas adecuadas.
Referencias bibliográficas
- HOLZGREVE, BRIGITTE. 300 preguntas y respuestas sobre el embarazo. Madrid: Tikal Ediciones.. pp 50-51.
- DEANS, ANNE. La biblia del embarazo. Barcelona: Random House Mondadori.. pp 111.
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