La criptorquidia es un trastorno conocido médicamente con el nombre de testículo no descendido o testículo oculto, y consiste básicamente en una anomalía de carácter congénito, en la que uno o ambos testículos no descienden de manera correcta. Como consecuencia de ello, tienden a quedarse en el canal inguinal o en la cavidad abdominal, no llegando a descender normalmente al escroto. Además, el testículo derecho suele ser el más afectado.
Se trata, de hecho, de una de las causas que pueden provocar esterilidad durante la etapa adulta, especialmente cuando no es tratado a tiempo. Además, es un trastorno muy frecuente en bebés prematuros; es decir, en niños que nacen antes de completar 37 semanas de embarazo.
¿Qué es la criptorquidia?
Se trata de una alteración común del desarrollo normal de los testículos. Se estima que lo padecen entre un 1 y un 3% de los niños nacidos a término, aunque en el caso de nacimientos prematuros tiende a afectar a alrededor de un 30% de los bebés. No obstante, se estima que más de un 95% de los casos, a lo largo del primer año de vida del niño, el testículo tiende a descender normalmente.
Como te explicábamos brevemente al comienzo de esta nota, la criptorquidia es la ausencia de uno -o de los dos- testículos en el escroto. Es decir, el testículo no ha descendido normalmente al escroto, de manera que se encuentra ‘oculto’ en la cavidad abdominal o en el canal inguinal.
Existen dos tipos de criptorquidia:
- Criptorquidia unilateral: Se produce cuando únicamente uno de los testículos no ha descendido de forma correcta. Es la malformación congénita más común de criptorquidia, suponiendo un 85% de los casos. De hecho, el testículo derecho suele ser el más afectado.
- Criptorquidia bilateral: Se produce cuando ninguno de los dos testículos desciende con normalidad al escroto. Es, en realidad, una malformación menos común que la unilateral.
¿Cuáles son las causas de la criptorquidia?
Son varias las causas que pueden ocasionar que el testículo no haya sido capaz de descender al escroto normalmente. Por ejemplo, puede ser debido a irregularidades anatómicas que interfieren o bloquean en el trayecto normal que va hacia la bolsa escrotal, o una alteración hormonal que impide o retrasa el desarrollo normal del bebé.
En cualquier caso, a continuación te exponemos cuáles son las principales causas del testículo no descendido:
- Causas genéticas o alteraciones cromosómicas: alteraciones en el cromosoma Y, síndrome de Klinefelter, síndrome de Prader-Willi y síndrome de Kallman, entre otros.
- Alteración anatómica.
- Obstáculo mecánico -como vamos o nervios espermáticos- que aparece durante la migración normal del testículo.
- Canal inguinal muy estrecho.
- Defecto o insuficiencia hormonal: déficit de testosterona, AMH, hCG, LG o FSH, entre otros.
- Falta de presión intraabdominal.
¿Cómo se diagnostica en bebés?
Lo más común es que el diagnóstico se realice tras una palpación de la bolsa escrotal del bebé por parte del pediatra, urólogo infantil o cirujano pediátrico. Esta palpación puede llevarse a cabo en el niño en el momento de nacer o en alguna revisión rutinaria que se realice más adelante.
Cuando uno de los testículos -o los dos- no se localizan en el escroto y por tanto no se pueden encontrar durante la palpación, lo más común es realizar una ecografía abdominal. Y si finalmente con esta prueba médica no es posible encontrarlos, se pueden realizar otras pruebas como la ecografía para visualizar los testículos en el trayecto inguino-escrotal, o bien una resonancia magnética.
¿Cómo se trata?
Lo más habitual es esperar durante el primer año de vida del bebé, ya que es común que el testículo descienda de manera espontánea durante los primeros 6-12 meses de vida del niño. Sin embargo, cuando esto no ocurre, es posible optar por distintos tratamientos:
- Tratamiento hormonal: Consiste en la administración de hormonas como la testosterona y la beta-hCG, las cuales estimulan el descenso de los testículos. En caso de administrarse, es necesario que los padres examinen al bebé de manera periódica tras el primer mes, luego después de los seis meses y finalmente cada año hasta llegar a la pubertad. Sin embargo, se trata de un tratamiento hoy día no muy utilizado por sus efectos secundarios.
- Cirugía: Se trata de una cirugía conocida con el nombre de orquiopexia. Tiende a realizarse antes de los 2 años de edad, y cuanto antes se realice mejor pronóstico tendrá, puesto que influirá de manera positiva en la fertilidad, disminuirá el riesgo de cáncer testicular y además habrá una mayor recuperación del volumen testicular.
¿Cuáles son las consecuencias si no es tratado a tiempo?
Cuando la criptorquidia no se corrige por sí sola, y además no se sigue un tratamiento médico adecuado con el fin de solucionar el problema, pueden producirse consecuencias graves a la larga, puesto que el tejido testicular se ve seriamente dañado al encontrarse en una posición anormal, que anatómicamente no le corresponde. ¿Y cuáles son esas consecuencias?:
- Esterilidad: Se produce cuando el tejido testicular se ha dañado, de manera que es bastante posible que la producción de espermatozoides en la edad adulta sea poca o nula.
- Torsión testicular: Se produce cuando el cordón espermático sufre una torsión, interrumpiéndose el riego sanguíneo al testículo.
- Cáncer de testículo: Debido a un aumento de la temperatura y a una alteración en el desarrollo normal del testículo, los hombres con criptorquidia tienen un riesgo mayor de desarrollar un tumor en el testículo.
- Hernia inguinal: Consiste en la protrusión o salida de una parte del intestino a través de una abertura que encontramos en la pared abdominal en la ingle.
Como vemos, si han diagnosticado a tu hijo de criptorquidia recientemente en primer lugar no debes preocuparte. Lo más normal es que el testículo no descendido baje al escroto durante el primer año de vida. Y, en caso de no hacerlo, existen tratamientos médicos eficaces que pueden ser de gran ayuda. La clave está en tratarlo cuanto antes, siempre siguiendo el consejo del pediatra o el urólogo infantil.
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