La experiencia durante los primeros años de vida no son tan solo recuerdos, sino que es fundamental en la construcción del cerebro. Pero también hay otro factor muy importante a considerar: el tiempo.
Experiencia y tiempo se relacionan en la formación del cerebro tras el nacimiento del niño, pero así como la experiencia no cuenta con fecha de caducidad, el tiempo sí. La ventana de la oportunidad se conoce como el tiempo limitado en que es posible estimular una determinada área neuronal para influir en la creación de interconexiones.
¿Cuánto tiempo permanece esta ventana abierta?
Habitualmente esta ventana se abre en el momento del nacimiento (aunque puede ser incluso antes o un poco después) y se cierra irremediablemente tras un período de tiempo determinado dependiendo de las funciones de las que hablemos. En general podemos decir que de 0 a 10 años el cerebro permanece en construcción, pero determinadas ventanas se han cerrado antes de este periodo y otras no se cerrarán nunca.
Nuestro cerebro actúa bajo el principio "úsalo o piérdelo para siempre". Si no se produce la estimulación de un área a tiempo, las neuronas mueren y ya no resulta posible recuperar esa función. Así, los sentidos como la vista y el oído cierran su ventana de oportunidad mucho antes que la capacidad para sentir emociones o el comportamiento. Por su parte el lenguaje se sabe que cierra la ventana de oportunidad atendiendo a la sintaxis a los cinco o seis años de edad, sin embargo la ventana para añadir nuevas palabras no llega a cerrarse nunca.
En este sentido, el aprendizaje de otras lenguas simultáneas resulta natural hasta que a los 6 años se cierra esa ventana y el niño puede conseguir un bilingüismo real. Sin embargo, tras el cierre de la ventana el segundo idioma no estará tan arraigado. Un ejemplo es el hecho de la pronunciación, determinados sonidos existen en unas lenguas y en otras no, por lo que el niño siempre hablará una de las lenguas con acento al no haber sido ejercitados esos sonidos sino aprendidos a posteriori.
Algunos experimentos que corroboran esta teoría
En los años 70 se realizó un experimento con gatitos. A un gatito sano se le tapó un ojo desde su nacimiento durante varias semanas. Tras destaparlo se comprobó que el no tenía visión en ese ojo ni fue capaz de adquirirla con posterioridad.
Se vio que el número de conexiones entre la retina del ojo tapado y la parte del cerebro responsable de la visión era minúsculo en comparación con el ojo destapado. La conclusión estaba clara: es necesario proporcionar los estímulos adecuados durante un período de tiempo preciso para que la estructura cerebral se forme correctamente.
También se ha observado este fenómeno en las aves. Está demostrado que hay especies de aves que no aprenden a cantar si no han oído su canto anteriormente. Pues el periodo de estas aves para aprender a cantar se abre a los veinticinco o treinta días después de nacer del cascarón y se cierra unos cincuenta días después.
¿Qué ocurre entonces en los primeros días de vida del cerebro de mi bebé?
A pesar de su enorme complejidad, el cerebro de un bebé es el órgano menos formado en el momento de su nacimiento, ya que la estrechez del canal del parto limita en gran medida su volumen.
En los primeros días de vida de un bebé el cerebro crece de manera notoria. Su cerebro es un enorme conjunto de neuronas, a la espera de formar la intrincada estructura cerebral de adulto, que le permitirá hablar, leer, razonar y sentir todo tipo de emociones.
Algunas de las neuronas ya tienen una misión específica y su funcionamiento ha sido activado por los genes para llevar a cabo las tareas básicas de supervivencia fuera del vientre materno, como el respirar, llorar o succionar. Pero existen billones de neuronas que aún no han sido activadas y que tienen la potencialidad de formar parte de cualquier proceso cerebral futuro.
Tan o más importantes que las neuronas son las conexiones que entre ellas se establecen para formar los circuitos o redes neuronales. Si bien una neurona aislada realiza una misión simple, millones de ellas interconectadas entre sí son capaces de realizar las más complejas tareas.
¿Qué tenemos que saber como educadores?
Es de vital importancia que los educadores sean conscientes de estos periodos de aprendizaje. Las estimulación temprana juega un papel decisivo en los efectos a largo plazo del desarrollo infantil. Los expertos aseguran que los niños que son expuestos a entornos estimulantes son capaces de superar determinados problemas de desarrollo e incrementan notablemente su potencial de aprendizaje a lo largo de la vida.
Talía Pérez Miranda es Maestra Infantil y Psicopedagoga.
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