Quizás las personas que padecen de migrañas o tiene algún familiar o amigo afectado por esta enfermedad neurológica común habrá notado como en verano las migrañas son más frecuentes. Pero antes de descubrir más sobre sus causas, o lo que es lo mismo por qué tienden a ser más habituales durante los meses de mayor calor del año, es interesantísimo conocer qué son y en qué consisten.
Como de buen seguro sabrás, la migraña es un dolor de cabeza recidivante, lo que significa que se repite habitualmente y vuelve a aparecer en cualquier momento. Por lo general, se caracteriza por ser un dolor pulsátil e intenso, que afecta sobre todo a un lado de la cabeza (aunque también es común que afecte a ambos lados). Este dolor surge de forma repentina, pudiendo o no estar precedido –o acompañado- de síntomas neurológicos, visuales o gastrointestinales.
Sobre sus causas, aunque es cierto que las que los desencadenan son difíciles de identificar, puede influir la herencia, la edad, el sexo (en la mujer es más habitual a partir de la pubertad, debido especialmente a los cambios hormonales), el estrés y la ansiedad, la falta o el exceso de sueño, cambios que se producen en las hormonas (estacionales, sobre todo durante los meses de otoño y primavera), así como la ingestión de alcohol y la dieta que sigamos.
También podemos mencionar como causas principales determinados factores medioambientales, como por ejemplo el tiempo o los cambios de temperatura. En esta última condición tiene mucho que ver el verano, ya que durante la época estival la incidencia de la migraña aumenta de forma alarmante. Pero, ¿por qué?.
¿Cuáles son las causas por las que en verano hay más migrañas?
Son varios los desencadenantes que, durante los meses de verano, influyen en que las migrañas se intensifiquen. Uno de los principales motivos lo encontramos en el aumento de las temperaturas, ya que el calor dilata las arterias, por lo que el riesgo de que la migraña aparezca aumenta de forma considerable.
Las razones por las que las migrañas aumenten en verano son las siguientes:
- El calor: el aumento de las temperaturas y los cambios bruscos de temperatura hacen que las personas sensibles a estos cambios acusen la aparición de las migrañas con más frecuencia y con más intensidad.
- En verano hay más horas de luz, nos acostamos más tarde y descansamos menos.
- Cuando nos exponemos demasiado tiempo al sol y sin llevar una gorra para proteger la cabeza del sol, es probable que aparezcan las migrañas.
- Los cambios en la presión atmosférica y los cambios de temperatura también aumentan la incidencia de migrañas. En el caso de los cambios de temperatura debemos tener en cuenta la influencia del aire acondicionado y de la ingesta de alimentos o bebidas muy frías.
Algunos consejos útiles para prevenir las migrañas en verano
Aunque las migrañas, cuando tiende a ser un trastorno crónico, no son fáciles de evitar si es posible prevenir que aparezcan en verano, sobe todo disminuir tanto su incidencia como el dolor que ocasionan.
Por ejemplo, en verano es aconsejable evitar los alimentos y las bebidas muy frías. Aunque tengamos unas ganas tremendas a refrescarnos optando por este tipo de bebidas frías, es más recomendable que no estén tan refrigeradas, porque aumentará la incidencia de migrañas de forma considerable.
También podemos protegernos del calor, evitando tomar el sol durante las horas más peligrosas del día, cuando los rayos ultravioleta inciden más directamente sobre nosotros: entre las 12 y las 16 horas. Y, cómo no, protegernos utilizando sombreros y gorros, y resguardarnos en la sombra para que el sol no nos caiga de forma tan directa.
Imágenes | ISTOCKPHOTO/THINKSTOCK
Comentar