Entre los órganos más importantes de nuestro organismo, pero que sorprendente más tendemos a olvidar, el páncreas es probablemente uno de los más destacados, del que solo nos acordamos cuando surge alguna enfermedad relacionada (como por ejemplo es el caso de la diabetes o de afecciones más graves como la pancreatitis).
Básicamente consiste en un órgano que encontramos situado en nuestro sistema digestivo. Su cabeza se localiza en la concavidad formada por la segunda porción del duodeno, y puede llegar a medir entre los 20 a los 30 centímetros, un grosor de 5 centímetros y un peso aproximado de entre 70 a 150 gramos.
Se trata más concretamente de una glándula de gran tamaño, que encontramos ubicada detrás del estómago y cerca precisamente de la primera parte del intestino delgado. Entre sus funciones principales podemos mencionar la segregación de jugos digestivos en el intestino delgado –a través de un tubo conocido con el nombre de conducto pancreático-, así como la liberación de hormonas como la insulina y el glucagón en la sangre.
¿Qué es la pancreatitis?
La pancreatitis consiste en la inflamación del páncreas, la cual tiende a ocurrir cuando las diferentes enzimas digestivas comienzan a digerir el páncreas. Por ello es considerada como una afección grave, que de no ser tratada rápida y convenientemente puede causar complicaciones varias.
Tipos de pancreatitis
Fundamentalmente pueden producirse dos tipos de pancreatitis:
- Pancreatitis aguda: es un tipo de inflamación del páncreas que ocurre de repente, produciendo la aparición de síntomas intensos y muy dolorosos de forma abrupta y sin previo aviso. Por lo general, cuando se administra el tratamiento médico adecuado, tiende a desaparecer en pocos días.
- Pancreatitis crónica: tiende a ser un tipo de inflamación del páncreas que no se cura o no mejora, empeorando con el tiempo y causando daño permanente.
Los síntomas de la pancreatitis
Dependiendo de si se trata de una pancreatitis aguda o una pancreatitis crónica sus síntomas tienden a variar un poco, especialmente si tenemos en cuenta que, por lo general, los síntomas de la pancreatitis aguda comienzan de forma abrupta, de manera precipitada, caracterizándose a su vez por ser tremendamente dolorosos y molestos.
Síntomas de la pancreatitis aguda
Sus síntomas ocurren de repente, los cuales se caracterizan también por desaparecer en pocos días cuando se administra el tratamiento médico más adecuado. Entre sus síntomas más comunes podemos mencionar: dolor intenso que se sitúa en la parte superior del abdomen, acompañado de náuseas, mareos y vómitos.
Síntomas de la pancreatitis crónica
Sus síntomas no se curan –como sí ocurre con la pancreatitis aguda- o mejoran, empeorando con el tiempo. Esta inflamación es la que más daño tiende a causar en el páncreas, al ser permanentes. Sus síntomas más habituales son: náuseas y mareos, vómitos, heces con apariencia grasosa y pérdida de peso.
¿Cuáles son sus causas?
Es habitual que, en la mayoría de las ocasiones, la principal causa de la pancreatitis aguda sea la presencia de cálculos biliares (lo que popularmente se conoce como piedras en la vesícula). Sus síntomas aparecen en especial cuando las piedras se desplazan desde la vesícula a los conductos biliares. Aunque habitualmente los cálculos biliares suelen disolverse de forma espontánea y no presentan síntomas, cuando esto no ocurre son los principales causantes de grandes ataques dolorosos.
En el caso de la pancreatitis crónica sus causas pueden ser debidas a otras condiciones y hábitos. Por ejemplo, mantener un consumo excesivo regular de alcohol a lo largo del tiempo puede causar la inflamación permanente del páncreas, cosa que también ocurre con el hígado. También puede ser debida a fibrosis quística y enfermedades autoinmunes. La dieta también influye: consumir grandes cantidades de grasa o calcio.
Tratamiento de la pancreatitis
Cuando se diagnostica la existencia de una inflamación del páncreas, ya sea aguda o crónica, el tratamiento médico habitual consiste en la administración de fluidos, analgésicos para calmar el dolor y antibióticos por vía intravenosa durante unos días mientras la persona permanece hospitalizada, además del mantenimiento de una nutrición artificial.
Por otra parte, en el caso de que la pancreatitis sea aguda, es necesario llevar una dieta especial y el consumo de enzimas.
Imágenes | ISTOCKPHOTO/THINKSTOCK
Comentar