Con la llegada del buen tiempo, arranca la cuenta atrás de cara al verano, para lo que muchas personas se animan a seguir estrictas dietas y hacer ejercicio físico. En este sentido, es importante combinarlos bien para conseguir los mejores resultados. El efecto más temido es, por supuesto, el efecto rebote.
Los efectos de las dietas milagro son devastadores para la salud, ya que se pierde mucho músculo y agua y muy poca grasa, aumento del déficit nutricional, ansiedad, estrés, fatiga, hambre…
La obesidad en el mundo
Los expertos apuntan a que, de manera, progresiva, vamos hacia un mundo de obesos. En el año 1975 el número de personas con obesidad en el mundo era de 105 millones, mientras que esta cifra era de 641 millones; un gran incremento que ha hecho que expertos en obesidad hayan lanzado señales de alerta. Las naciones con más hombres obesos son China, Estados Unidos y Brasil; en cuanto a las mujeres, los países con más obesas son China, Estados Unidos e India.
Los datos en España son realmente preocupantes; nuestro país es el segundo de Europa con más obesos, sólo por detrás de Reino Unido. Alrededor del 25% de la población española es obesa o tiene problemas de sobrepeso, según un estudio realizado el año pasado por un grupo de investigadores del Imperal College de Londres, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una enfermedad que tiene consecuencias trágicas en la salud de los españoles: aumento de los ataques del corazón, enfermedades del hígado, diabetes y cánceres… y, de cara al futuro, las cosas no parecen mejor: los expertos aseguran que en nuestro país existe una tendencia creciente del número de personas con problemas de obesidad.
Dietas y efecto rebote
¿Qué es el efecto rebote?
Se trata de una respuesta del cuerpo humano cuando se abandona una dieta demasiado estricta, como las que son excesivamente bajas en calorías, disociadas, hiperproteicas… Todas aquellas consideradas “milagro”, que prometen un adelgazamiento rápido, pero que en realidad terminan en una recuperación aún más rápida del peso perdido.
¿Qué consecuencias tiene el efecto rebote?
No solo se vuelven a ganar los kilos perdidos, sino que se suelen coger más y, además, aumenta el porcentaje de grasa. Al perder kilos rápidamente lo que se consigue es bajar algo de grasa, pero fundamentalmente se pierde músculo y agua. Por lo tanto, cuando se abandona la dieta, el cuerpo tiende a recuperar su equilibrio acumulando grasa.
¿Cómo aprender a comer sano?
Evitar el temido efecto rebote es posible si se cambian los hábitos alimenticios y se aprende a comer adecuadamente. Esto no significa que haya que estar a régimen toda la vida; no se trata de restringir el consumo de calorías para siempre, sino que hay que hacerlo durante un tiempo determinado.
Una vez alcanzado el peso objetivo, se deben mantener los hábitos para no volver a engordar. Si se produce el efecto rebote, la solución es regresar de nuevo a una dieta equilibrada pero reduciendo moderadamente la ingesta de calorías.
Factores que influyen a la hora de seguir una dieta alimenticia
Hay una amplia selección de factores que influyen. Un hombre, por normal general, tiene un metabolismo basal mayor; es decir, su cuerpo en reposo quema más calorías que el de una mujer.
También hay que tener en cuenta el ejercicio físico para poder calcular así el gasto calórico total y hacer una restricción adecuada. En cuanto al aporte de otros nutrientes, durante el embarazo, la lactancia y la menopausia hay que asegurar una ingesta suficiente de calcio y hierro.
Perder peso lleva tiempo y esfuerzo. Esto no implica que haya que pasar hambre, pero tampoco se puede adelgazar comiendo toda la proteína o los hidratos de carbono que uno quiera.
Por este motivo, lo más recomendable es que una dieta se realice bajo supervisión médica porque no se trata únicamente de perder peso, sino de ganar salud. Es importante valorar la situación personal de cada paciente, así como sus enfermedades para poder diseñarle una dieta con alimentos que puedan aportar más saciedad con menos calorías.
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