La glándula tiroides es una glándula de nuestro sistema endocrino. La encontramos debajo de la nuez de Adán, sobre la tráquea y junto al cartílago tiroides.
Es una glándula fundamental para nuestro organismo, ya que produce las hormonas tiroxina y triyodotironina, que habitualmente se las conoce con los nombres de T4 y T3, respectivamente.
Son dos hormonas que controlan nuestro metabolismo. Esto significa que controlan la forma en la que las diferentes células de nuestro organismo utilizan la energía.
De ahí que problemas en la glándula tiroides puedan causar que la persona baje o aumente de peso de forma brusca, y sin existir alguna otra causa médica relacionada que pueda provocarlo.
El hipertiroidismo es una dolencia que médicamente también se la conoce con el nombre de tiroides hiperactiva.
Aparece cuando la glándula tiroides tiende a producir demasiada hormona tiroidea, lo que ocasiona síntomas varios: fatiga y cansancio general, bocio, nódulos en la tiroides, deposiciones frecuentes, intolerancia al calor, aumento del apetito con pérdida de peso, inquietud y nerviosismo…
En referencia al tratamiento a seguir, además del propio tratamiento médico indicado o prescrito por el especialista, es fundamental tener presente cuáles son los alimentos no recomendados con hipertiroidismo, destacando especialmente aquellos alimentos sobretodo más ricos en yodo.
Pero como cualquier condición o trastorno de salud, es posible que se produzcan algunas complicaciones.
¿Cuáles son las principales complicaciones del hipertiroidismo?
El hipertiroidismo que aún no ha sido diagnosticado, como aquel que efectivamente sí ha sido diagnosticado, puede causar:
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Problemas de corazón: como por ejemplo ataques cardíacos, fibrilación auricular, arritmias, ataques cardíacos, angina de pecho, ritmo cardíaco irregular e insuficiencia congestiva.
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Osteoporosis.
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Fiebre.
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Dolor en las articulaciones.
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Problemas de peso: como la anorexia.
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Problemas digestivos: diarrea o estreñimiento.
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Problemas hepáticos: daño al hígado.
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Crisis tiroidea.
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Dolor y molestias en el cuello.
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Sensación de boca seca, o sabor metálico.
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Dolor de garganta.
Ante el menor síntoma es aconsejable acudir a nuestro médico, más aún si en los análisis de sangre nos han diagnosticado hipertiroidismo.
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