Durante la infancia pueden aparecer una serie de trastornos en el sueño de los niños los cuales les dificulta que tengan un descanso placentero e idóneo para que al día siguiente el niño-a se encuentre descansado y pueda reanudar sus actividades.
Cuando los niños no tienen un sueño reparador suelen demostrarlo con cansancio, mal humor, pereza a la hora que ya toca levantarse, llantos por querer seguir durmiendo cuando ya tiene que levantarse, en clase se duermen, no rinden en sus actividades, etc. Estos problemas de alteraciones del sueño suelen afectar a la población infantil.
En algunas ocasiones la falta de descanso se debe a la resistencia del niño-a a dormirse temprano por lo que se hace necesario que los padres enseñen a los niños-as horarios o rutinas para la hora de irse a dormir y que el niño-a debe de ir interiorizando y aceptando.
Tipos de trastornos del sueño
Entre los trastornos tenemos que diferenciar entre las disomnias y las parasomnias. Las disomnias son las alteraciones en la cantidad del sueño, como el insomnio que es la dificultad para dormirse o la hipersomnia que hace referencia a la dificultad para mantenerse despierto, este trastorno está asociado a alteraciones del sistema nervioso central.
Las parasomnias hacen referencia a las alteraciones en la calidad del sueño y se presentan mientras el niño-a está durmiendo. Entre las parasomnias se encuentra, el sonambulismo, pesadillas, terrores nocturnos, somniloquía, bruxismo, jactatio capitis nocturna.
Los trastornos del sueño infantil más comunes
Insomnio infantil
Es un trastorno asociado a la dificultad para conciliar el sueño o una vez dormido, el sueño se interrumpe y le acompaña una fase en la que el niño está desvelado. Cuando esto sucede es difícil que el niño-a vuelva a dormirse sólo sin la ayuda o compañía de sus padres.
Entre las causas que pudieran asociarse al insomnio pueden ser, los malos hábitos de sueño y los cambios o alteraciones en la rutina del bebé.
El sonambulismo
Es una alteración en la calidad del sueño y se caracteriza por una serie de comportamientos y conductas que se manifiestan durante el sueño. El niño-a se sienta en la cama, a veces incluso se levanta y anda por la casa, en otras ocasiones se visten e incluso pueden abrir ventanas o puertas.
El niño puede que no se despierte en su deambular y vuelva a dormirse sin más o se despierta y permanece unos minutos desorientado. Es importante no despertarlo, suavemente le cogemos de la mano y con voz bajita le hablamos y lo volvemos a acostar. Cuando despiertan por la mañana no suelen recordar nada de su deambular.
Pesadillas infantiles
Las pesadillas son un trastorno que puede aparecer a cualquier edad pero tiene su mayor aparición durante los primeros 10 años de vida. Cuando se presenta de manera continua puede provocar en le niño-a una fobia o miedo a dormirse. Este trastorno se manifiesta con ansiedad lo que hace que el niño-a se despierte de una manera brusca.
Terrores nocturnos
Este trastorno se presenta cuando el niño ya está durmiendo, suele aparecer en el primer tercio de la noche (fase III y IV del sueño). El niño-a despierta bruscamente, se sienta en la cama, habla y en ocasiones grita fuertemente, hace gestos rápidos sin coordinar, fijan la mirada. Estos comportamientos se acompañan de otros síntomas como, taquicardia, ansiedad, sudor.
Tanto ante una pesadilla como ante los casos de terrores nocturnos los padres deben ayudar al niño-a a tranquilizarse, abrazarle y acompañarle hasta que vuelva a dormirse. Cuando despiertan por la mañana no suelen recordar lo sucedido.
Somniloquía
Consiste en hablar o emitir sonidos mientras el niño-a está durmiendo. En algunas ocasiones no se entiende lo que dicen y en otros pueden ser pequeñas conversaciones. Cuando despiertan no suelen recordar lo que han dicho.
Bruxismo
Conocido también como “rechinar de los dientes”. Son contracciones forzadas de la mandíbula superior y la inferior debido a movimientos de los músculos de la mandíbula. Esto puede producir desgaste de los dientes y alteraciones en la mandíbula. Aunque aparece durante la infancia a partir de los tres años hay ocasiones en las que se llega a la edad adulta con bruxismo.
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