Uno de los rasgos que más se fijan los padres al nacer su hijo es justamente el color de los ojos. Cabe destacar que a veces resulta imposible hacer una previsión completamente sólida y demostrable sobre este tema ya que el tono del iris y del cabello del niño puede ir variando con el paso de semanas desde el preciso instante que su madre da a luz.
Así es en definitiva el mundo de la genética. Tan fascinante como de lo más enigmático a partes iguales. De hecho, a pesar de que existen multitud de estudios científicos que han intentado esclarecer este tema, la mayoría de ellos no han podido establecer un patrón claro y definido que nos diga a ciencia cierta cuál va a ser el color de ojos o del pelo de nuestro hijo/a.
De todas formas, para hacernos una idea predefinida, siempre podemos acudir a lo que se conocen como “Leyes de Mendel”, un estudio científico que fue llevado a cabo por Gregor Mendel en el siglo XIX y que supuso una revolución en el campo de la biología.
Este monje agustino de origen austriaco realizó una serie de investigaciones utilizando tan solo un par de guisantes con el único objetivo de conocer cómo se comportaban los genes en futuras generaciones. Y tuvo tanto éxito, que a partir de entonces se le conoce mundialmente como el “padre de la genética moderna”.
Gracias a la genética podemos prever el color de ojos y pelo del bebé
Gracias a estas leyes, nos podemos hacer una leve idea de cómo será el color de ojo de nuestros hijos. Y para ello pondremos un ejemplo muy claro. Los colores oscuros de ojos siempre suelen estar presentes en los “genes dominantes” (A) mientras que otros tonos más claros son los denominados “genes recesivos” (a).
Imaginemos por tanto que un padre tiene los ojos negros (A) mientras que la madre los tiene celestes. A partir de aquí, todos los hijos saldrán con los ojos de su padre o madre (Aa) pero como el dominante es el color negro, pues seguramente la futura descendencia tendrá más posibilidades de tener los ojos oscuros.
Sin embargo, también existe la posibilidad de que ambos padres tengan colores de ojos claros (a) Y por tanto es más probable que los hijos salgan con los ojos claros en tonos verdes o azules (aa).
El color de los ojos y del pelo no estará bien definido hasta los cinco meses
Como habréis podido comprobar, la genética nos ofrece un amplio abanico de posibilidades que a veces resulta algo complejo de comprender, sobre todo si no somos gurús en el tema. Aunque sí que nos puede dar una cierta idea preconcebida de cómo será el color de ojos y pelo de nuestros hijos en el futuro.
Pero como os hemos explicado al principio del artículo, este será un aspecto que se irá definiendo poco a poco. Hay que recordar que la melanina una pigmento que se encarga de otorgar el color al iris, piel y pelo del bebé.
Como muchos sabréis, se trata de una sustancia que se encuentra en las células. Y como estas no están del todo desarrolladas al nacer, es completamente normal que el color cambie de forma paulatina.
Por tanto, habrá que esperar al menos cinco meses para saber más a ciencia cierta cuál será el color exacto de los ojos y del cabello de nuestros hijos. Durante este tiempo no influye para nada la leche materna, un mito muy extendido entre la sociedad pero que carece de una sólida validez científica.
A modo de conclusión, solo podemos decir que la genética es completamente caprichosa. Todas las teorías que hemos explicado aquí se han desmoronado en algunas ocasiones. De hecho, un servidor como yo tiene los ojos azules y nadie en mi familia los tiene.
Y a partir de ahí, tres primos posteriores a mi han venido también al mundo con el iris de color celeste. Por tanto, lo mejor es no comerse demasiado el coco con este tema y dejar simplemente que la “naturaleza” siga su curso.
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