¿Qué es la hipertensión arterial, el sobrepeso y por qué el exceso de peso es un factor de riesgo?
Tanto el sobrepeso como la obesidad se han convertido en un problema muy serio para la salud de muchas personas. Tanto, que incluso la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llegado a considerarla como una auténtica epidemia; una epidemia que afecta a millones de personas en todo el mundo. Y que se convierte, de hecho, en una causa de hipertensión arterial.
Mientras que hablamos de hipertensión arterial cuando la presión sistólica se sitúa en 140-159mmHg y la diastólica se sitúa en 90-99 mmHg, existe sobrepeso cuando nuestro índice de masa corporal (IMC) es igual o superior a 25 kg/m2, y obesidad cuando este índice es igual o superior a 30 kg/m2.
El sobrepeso hace que nuestro corazón tenga que trabajar con una mayor intensidad, de ahí a que, fundamentalmente, los kilos de más sean uno de los principales factores que se deben evitar cuando tratamos de combatir la hipertensión arterial. Dicho de otra forma, el sobrepeso aumenta de forma significativa el riesgo de padecer esta enfermedad.
En este sentido, tanto el sobrepeso como la obesidad se convierten en factores de riesgo que influyen de forma negativa en nuestra tensión arterial, de la misma manera que lo hacen otros factores igual de habituales como por ejemplo es el caso de factores hereditarios, el estrés, las enfermedades renales o las enfermedades coronarias.
Más aún, el factor de riesgo es muchísimo mayor, y mucho más peligroso, si además se combina con la existencia de niveles elevados de grasas en la sangre (como el colesterol y los triglicéridos). Algo tremendamente habitual, puesto que el exceso de peso suele estar siempre acompañado de otras patologías y problemas relacionados, como la hipercolesterolemia. Lo que unido a la predisposición genética nos encontramos ante un cóctel explosivo.
¿Y por qué el sobrepeso es una causa de hipertensión arterial?
Además de que cuando tenemos sobrepeso nuestro corazón tiende a ocasionar que nuestro corazón trabaje de forma muchísimo más forzada (puesto que tiene que trabajar de manera más intensa, lo que influye en que se eleve la presión arterial), a su vez el exceso de grasa corporal presente siempre en el exceso de peso contribuye a que esta presión aumente. Especialmente desde la infancia.
De hecho, tal y como se ha comprobado, se estima que por cada 10 kilos de peso de más -o ganados- la tensión arterial se incrementa entre 2 a 3 mm Hg.
Algunos consejos útiles si tienes hipertensión arterial y sobrepeso
En este caso la relación entre la cintura y cadera debe ser tenida en cuenta, ya que cuando esta relación es mayor a 0,80, se incrementa el riesgo de sufrir presión arterial elevada y algún tipo de problema cardiovascular.
Por este motivo, el control del peso es fundamental en cualquier tratamiento médico de la hipertensión arterial, ya que es muy habitual que la persona con hipertensión tenga también cierto exceso de peso (quizá no tanto obesidad en todos los casos, pero sí unos kilos de más de los recomendados de acuerdo a su complexión física).
Pero, como puedes suponer, especialmente si nos lees desde hace ya tiempo, no sólo consiste en cuidarnos vigilando el exceso de peso, sino tomando cada día una serie de pautas (y precauciones) en lo que tiene que ver con nuestra dieta diaria:
- Potasio: Entre otras cuestiones se debe aumentar el consumo de potasio, una medida que si se combina con una reducción del consumo de sal (en personas como hipertensión arterial), puede ayudar contra la tensión arterial alta.
- Grasas saludables: Se debe aumentar el consumo de ácidos grasos omega 3, y su aumento es sencillo, ya que tan sólo basta con consumir varias veces a la semana pescado azul o tomar algún suplemento o perla de aceite de pescado enriquecido con omega 3.
- Magnesio: El consumo de magnesio también está asociado con una presión sanguínea menor, al igual que incrementar el consumo de calcio y evitar o reducir el consumo de café.
- Grasas animales: El consumo de grasas animales deben reducirse al mínimo.
- Aumentar otros alimentos: Se aconseja también aumentar en sí el consumo de fruta, fibra, verduras y legumbres.
Por ejemplo, adoptar la dieta mediterránea es una de las principales recomendaciones nutricionales, puesto que se trata de un tipo de alimentación especialmente rica en grasas saludables, donde las frutas, verduras y hortalizas, legumbres, cereales integrales, carnes blancas, pescados azules, frutos secos y el aceite de oliva son las protagonistas.
Además, es fundamental la práctica regular de ejercicio físico de intensidad moderada, a ser posible todos los días (o al menos de 3 a 5 veces por semana), durante al menos 30 minutos.
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