Muchas son las personas que, al menos en algún momento de la vida, han manifestado que su sobrepeso u obesidad no es un problema derivado en sí de unos malos hábitos alimentacios y de la práctica de una vida más o menos sedentaria.
No en vano, en las consultas médicas, o de nutrición y dietética, los pacientes tienden a argumentar esta cuestión, porque prefieren “culpar” a las hormonas de su exceso de peso, lejos de recapacitar y ser conscientes que, en cierto sentido, deben cambiar los hábitos de vida.
Sin embargo, de los casos de obesidad o sobrepeso que podrían estar originados o provocados por causa hormonal, se limitan a no más allá del 5% de los casos.
Trastornos hormonales que pueden originar un aumento de peso
Existen principalmente dos trastornos hormonales conocidos que sí pueden llegar a generar un aumento de peso. Y es que las sustancias que pueden tener cierta incidencia sobre la ingesta alimentaria son múltiples.
A continuación te resumimos cuáles son estos dos trastornos hormonales:
Disminución del funcionamiento de la glándula Tiroides
Este problema puede generar un aumento ciertamente moderado de peso, en torno a 6 o 7 kg. en general. Existen algunos síntomas que pueden ayudar a identificarla, como pueden ser estreñimiento, menos transpiración que lo normal, piel más seca, anemia crónica, aumento de colesterol injustificado, falta de energía, depresión, disminución de la capacidad de atención…
En lo que se refiere al aumento de peso, éste puede identificarse si, por ejemplo, mantenemos una vida física activa y una dieta sana y equilibrada, y sin embargo subimos de peso sin justificación aparente.
Después de la etapa de diagnóstico, el problema hormonal se trata con una medicación tan simple como económica.
El síndrome de Cushing
A diferencia con la disminución del funcionamiento de la glándula Tiroides, el síndrome de Cushing es otra enfermedad de origen hormonal que aparece acompañada de obesidad, aunque menos común.
En este caso, en vez de la glándula tiroides, lo que aumenta el peso son las glándulas adrenales, que producen un exceso de glucocorticoides.
La enfermedad se presenta con un aumento de peso localizado, especialmente en la cara (lo que recibe el nombre de “cara de luna”), cuello, abdomen, y tórax. Sin embargo, se presentan piernas y glúteos delgados, que no se corresponden con la mitad superior del cuerpo. También puede aparecer hipertensión o un aumento de glucemia.
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