No hay duda que la miel es un alimento sumamente saludable, aconsejada dentro de una alimentación variada sobre todo como sustituto del azúcar (una opción endulzante muchísimo menos sana y por tanto recomendada). De hecho, solo es necesario prestar atención a sus distintas cualidades y beneficios para darnos cuenta de por qué es considerada incluso como un superalimento: desde un punto de vista nutricional es muy rica tanto en vitaminas (A, C, D, B1, B2, B3, B5 y B6) como en oligoelementos (cobre, magnesio, hierro, fósforo, potasio, azufre, calcio, manganeso, sodio y yodo).
En relación a sus propiedades más importantes, es muy interesante su uso como producto natural contra la gripe y los resfriados, al ayudar a calmar y aliviar el dolor de garganta y la tos, aporta una acción antimicrobiana y antioxidante antiviral, y además ayuda a aumentar las defensas. Por otro lado, también es útil para la piel, al ayudar a aliviar la fatiga, a cicatrizar heridas y hidratar el cutis, además de ser adecuada para favorecer la humedad de la piel.
No obstante, a pesar de todas estas propiedades y beneficios, si tienes hijos debes tener bien presente una advertencia ciertamente clara: el consumo de la miel no es apta para bebés ni niños menores de 1 año. ¿El motivo? Puede contener esporas de una bacteria conocida con el nombre de clostridium botulinum, que tiende a causar el botulismo. Estas esporas pueden germinar en el sistema digestivo del bebé, y provocar esta enfermedad rara.
¿Qué es el botulismo?
Se trata de una enfermedad grave que en ocasiones tiende a ser mortal, causada por la toxina botulínica. Ésta es una neurotoxina bacteriana producida por la bacteria clostridium botulinum, la cual tiene la capacidad de multiplicarse dentro del sistema digestivo del bebé o del niño pequeño.
Aunque su causa más común es el consumo de miel o de jarabe de maíz, lo cierto es que estas esporas también pueden sobrevivir en alimentos mal conservados o mal enlatados, tales como verduras enlatadas, carne de cerdo, jamón curado, y pescado crudo o ahumado.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas del botulismo tienden a aparecer entre las 8 a las 36 horas después de consumir los alimentos contaminados. A diferencia de otras afecciones, no se produce fiebre, pero sí pueden presentarse los siguientes síntomas:
- Dificultad respiratoria
- Debilidad y pérdida de tono muscular
- Estreñimiento
- Llanto y succión débil
- Falta de apetito
- Dificultad para tragar
- Falta de expresión en el rostro
Si observas alguno de estos síntomas en tu bebé o hijo es importantísimo acudir urgentemente a un centro de salud, o a tu pediatra habitual.
¿Es una infección grave?
Como indicábamos al comienzo, en ocasiones es una infección grave que puede causar la muerte, al complicarse produciendo una debilidad prolongada y una disfunción del sistema nervioso. En lactantes se produce un 5% de mortalidad.
No obstante, cuando el tratamiento se administra de manera temprana se reduce el riesgo de muerte.
Imagen | Drew Coffman
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