Mantener una alimentación variada y equilibrada es fundamental a la hora de disfrutar de una buena salud, especialmente si la dieta se basa en alimentos frescos y naturales, y además mantenemos las comidas diarias recomendadas cada día (recuerda que lo más adecuado es hacer 5 comidas al día, entre desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena). Pero a pesar de que seguir una dieta sana es fácil, cada año se diagnostican cientos de miles de casos de sobrepeso y de obesidad, con las consecuencias que ello conlleva: aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes… En el caso particular de la diabetes en esta ocasión queremos descubrir un poco más acerca de por qué aumenta la glucosa en sangre.
Lo cierto es que, cada vez que comemos, la mayor parte de los alimentos que consumimos son convertidos en glucosa. Ésta llega a la sangre, desde donde suelo es distribuida a diferentes partes de nuestro cuerpo, donde es usada con dos objetivos básicos: para producir energía, o bien para ser almacenada cuando nuestro organismo necesite combustible. En este punto destaca el trabajo de la insulina, la cual es una hormona cuya función principal es la de facilitar la entrada de la glucosa a nuestras células, con el fin de convertirla en energía o almacenarla.
Sin embargo, cuando la glucosa se eleva hasta niveles no considerados como normales o recomendados existe hiperglucemia, que es el término médico utilizado para descubrir la existencia de niveles de azúcar en sangre elevados. En determinadas condiciones y trastornos la glucosa en sangre aumenta cuando existe una dificultad para procesar y almacenar la glucosa.
Teniendo en cuenta que la glucosa es producida por el páncreas, y es en definitiva la hormona responsable del mantenimiento de los niveles “normales” de azúcar en la sangre, cuando existe un problema en este órgano es posible que los niveles de glucosa en sangre sean más altos de lo médicamente considerado como adecuado o normal.
Causas del aumento de la glucosa o azúcar en la sangre
Son varias las causas que pueden influir en el aumento de la glucosa en sangre. La más común es la diabetes, particularmente la diabetes tipo 2, considerada como la diabetes del adulto. De hecho, muchos médicos coinciden en señalar que alrededor delo 90% de las personas al llegar a la vida adulta pueden desarrollar diabetes, cuyo riesgo aumenta con la edad, si se tiene sobrepeso u obesidad, o si existe una historia familiar de diabetes.
También existe un tipo de diabetes que es puntual y que se desarrolla estacionalmente en caso de mujeres embarazadas. Es conocida con el nombre de diabetes gestacional, y se produce cuando la insulina que produce la mujer no es suficiente para cubrir las demandas del embarazo, causando un nivel aumentado de glucosa en la sangre.
El estrés emocional también influye en el aumento de la glucosa en la sangre, ya que la tensión emocional y nerviosa provoca que nuestro organismo produzca hormonas para combatirlas, lo que causa que el azúcar de la sangre se eleve. Por ello también los niveles de glucosa pueden aumentar en caso de sufrir una enfermedad grave.
Síntomas del aumento de glucosa en sangre
Aunque en muchas ocasiones no es posible saber si los niveles de glucosa en sangre están elevados hasta que no se realiza un análisis en sangre que mida los valores del azúcar en el torrente sanguíneo, existen algunos síntomas que pueden aparecer en estos casos. Son los siguientes:
- Sensación de sed excesiva, con muchas ganas de beber agua.
- Necesidad de orinal mucho.
- Sensación de debilidad y mucho cansancio.
- Visión borrosa, con problemas para ver con normalidad y correctamente.
- Piel seca y/o escamada.
Dado que los niveles elevados de glucosa en sangre pueden ser un problema para la salud y causar daños a nuestro organismo, es fundamental realizarse un control rutinario cada año, basado en la realización de una analítica sanguínea general.
En caso de que tengas azúcar alto, existen algunos consejos útiles que pueden ser de utilidad para bajarlo, además de acudir a la consulta de tu médico habitual y seguir el tratamiento médico que te prescriba. Por un lado, es fundamental seguir una alimentación sana, variada y equilibrada; beber al menos 2 litros de agua al día; así como practicar ejercicio físico con regularidad.
Imágenes | Alden Chadwick / Alan Cleaver
Comentar