La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a todos los órganos y tejidos de nuestro cuerpo, especialmente cuando los niveles elevados de glucosa en sangre se mantienen durante un tiempo prolongado, y no es tratada debidamente.
Como consecuencia de ello, ocurren daños y fallos en distintos tejidos y órganos, teniendo graves complicaciones para la salud. Por ejemplo, puede producir enfermedades cardíacas debido a la obstrucción de los vasos sanguíneos, insuficiencia renal, apoplejía o derrame cerebral…
La diabetes también afecta a la salud de la visión. De hecho, se estima que alrededor del 90% de las personas que padecen diabetes también podrían padecer retinopatía diabética, sobre todo y concretamente si no controlan sus niveles de azúcar en sangre.
Se trata de una complicación peligrosa y grave, que puede causar una pérdida en la visión y afectar además a ambos ojos, ya que al principio no produce síntomas (ni la persona afectada notará ningún cambio en la visión), pero con el paso del tiempo tiende a empeorar.
¿Qué es la retinopatía diabética?
Se trata de una complicación de la diabetes, convirtiéndose de hecho en una de las principales causas de ceguera. Se produce cuando la diabetes daña a los pequeños vasos sanguíneos de la retina.
Como de buen seguro sabrás, la retina es el tejido situado en la parte posterior del ojo, y sensible a la luz, que brinda la posibilidad de tener una buena visión.
Consiste, como vemos, en una alteración producida por la diabetes, que afecta directamente a los vasos sanguíneos del ojo y provoca un daño en la retina. Su principal complicación deriva en que en caso de no ser detectada a tiempo puede derivar en ceguera. Por ello es tan importante que las personas con diabetes controlen la salud de su visión con regularidad.
Existen distintos tipos en función de la etapa evolutiva en la que se encuentre la retinopatía diabética. Fundamentalmente son dos las etapas que se describen en la mayoría de los casos:
- Retinopatía no proliferativa (primera etapa): los vasos sanguíneos se lesionan y se forman microaneurismas o pequeñas ampollas que se rompen y tienden a derramar sangre u otros fluidos en los tejidos, ocasionando tanto la inflamación de la retina como el depósito de materiales que son transportados por la sangre.
- Retinopatía proliferativa (etapa avanzada): en este momento la retina intenta formar nuevos vasos sanguíneos con el fin de reemplazar aquellos que se han dañado. Pero estos vasos son más sensibles y pueden sangrar o derramar aún más fluido.
¿Cuáles son sus causas?
Evidentemente, la principal causa de retinopatía diabética es el inadecuado control de la glucosa en sangre, sobre todo en aquellos pacientes que sufren diabetes.
No obstante, no es la única causa, dado que también existen otros factores como por ejemplo es el caso del sobrepeso y la obesidad, el consumo habitual de tabaco, o la hipertensión arterial. En definitiva, todos estos factores tienden a su vez a causar diabetes. Por tanto, están relacionados.
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¿Qué síntomas presenta la retinopatía diabética?
Como comentábamos al comienzo, es una enfermedad que no ocasiona síntomas al comienzo, durante las primeras etapas. Pero cuando la afección avanza la visión puede verse afectada gravemente, pudiendo volverse borrosa o perderse por completo (y producir ceguera).
Incluso en las etapas más avanzadas es posible que la enfermedad progrese sin producir señales de alarga durante un periodo prolongado de tiempo.
En caso de producir síntomas, los más comunes son los siguientes:
- Ver mal de noche. Dificultad para ver de noche.
- Pérdida de visión central.
- Percepción de sombras.
- Dificultad para ver en momentos en los que hay poca luz.
¿Cómo se diagnostica?
Dado que la retinopatía diabética al comienzo no produce síntomas, y puede pasar incluso mucho tiempo desde que aparece hasta que surgen señales evidentes, es importantísimo que la persona diabética visite la consulta del oftalmólogo con regularidad, para mantener revisiones frecuentes.
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En la consulta del oftalmólogo el especialista realiza una serie de exámenes, como por ejemplo pedir al paciente que lea una tabla optométrica, le medirá la presión ocular del líquido que encontramos dentro de los ojos, revisará la estructura dentro de éstos con la ayuda de una lámpara de hendidura, realizará una angiografía con fluoresceína (fotografía de las retinas), y le aplicará unas gotas destinadas a dilatar las pupilas.
Tratamiento de la retinopatía diabética
En caso de que la hemorragia haya sido elevada podría ser necesario recurrir a la cirugía con el fin de extraer aquella sangre que hubiera entrado al humor vítreo. Este tratamiento es conocido médicamente con el nombre de vitrectomía, y la visión mejora ya que el humor vítreo se va reemplazando de forma gradual.
No obstante, en la mayoría de las ocasiones el tratamiento consiste en aplicar un rayo láser sobre el ojo con el fin de destruir los nuevos vasos sanguíneos que se hayan formado y sellar aquellos que puedan presentar hemorragia. Se trata de un tratamiento que no causa dolor, y que es conocido como fotocoagulación por láser.
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