Al igual que ocurre con el hígado, los riñones se convierten en dos de los órganos fundamentales de nuestro cuerpo en la desintoxicación y depuración de nuestro organismo, debido a que, entre otras importantísimas funciones, se ocupan de la eliminación de aquellas toxinas y de los desechos que nuestro cuerpo no necesita.
Es uno de los principales filtros de nuestra sangre, depurándola y reteniendo aquello que sí puede resultar útil para nuestro organismo. Además se encargan de regular tanto la tensión arterial como el equilibrio hidrosalino, estimulando la producción de glóbulos rojos.
Para cuidar los riñones, y mantener una buena salud renal, es fundamental beber cada día entre 1 a 2 litros de líquidos cada día, seguir una dieta sana y equilibrada, evitar la sal en exceso, las comidas muy condimentadas y controlar la tensión arterial. Además, puede ser de gran utilidad depurar los riñones al menos una vez cada año.
Causas de la arenilla en los riñones
No obstante, en muchas ocasiones suele ser habitual que la orina contenga una gran cantidad de impurezas, las cuales pueden llegar a cristalizarse. Ello da lugar a la arenilla, que a largo plazo puede ocasionar la aparición de los cálculos renales (o piedras en los riñones).
Sus causas pueden ser muy variadas, aunque la más habitual pasa por el seguimiento de una mala alimentación, y el consumo de poca cantidad de líquidos cada día.
Síntomas principales
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Dolor en el área genital (sobretodo cuando la arenilla se mueve).
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Sensación de ardor al orinar.
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Cambio de color de la orina.
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Dolor abdominal.
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Náuseas y malestar general.
Dieta a seguir cuando hay arenilla en los riñones
Es fundamental seguir una dieta baja en sal, o bien eliminar su consumo y sólo optar por el sodio que aportan determinados alimentos, pero siempre sin excesos (no debemos olvidarnos que se trata de un mineral esencial para el organismo).
Es aconsejable también evitar las dietas ricas en proteínas, así como eliminar productos que contengan un alto contenido en azúcares refinados, así como los lácteos.
Es importante beber líquidos cada día (agua, zumo de limón y caldos de apio crudo), así como optar por infusiones depurativas como la infusión de diente de león.
Imagen | Hey Paul Studios
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