Aunque se suela pensar lo contrario, y tendamos a creer habitualmente que se trata de una señal de hambre, ¿sabías que, en realidad, el llanto es un indicador más bien tardío? Así lo indican muchos pediatras, quienes coinciden en que cuando el bebé llora -y hace tiempo que no come- podría ser un signo de hambre. Pero, a su vez, el bebé puede llorar por otros motivos. Entonces, ¿cómo podemos saber cuándo el pequeño tiene realmente hambre?.
No hay duda que el llanto se convierte en la forma como los bebés se comunican con el medio en el que se desarrollan, particularmente con la mamá y el papá. Pero la realidad es que el llanto no es siempre una señal de hambre. Es decir, cuando el pequeño llora no significa que necesariamente esté hambriento.
Por ejemplo, el bebé puede llorar porque tiene demasiado calor o demasiado frío, por aburrimiento, por exceso de estimulación, o porque simplemente necesitan que les cambien los pañales o que los abracen. Así, puede ocurrir que el pequeño se encuentre durmiendo en la cuna o en su camita, y comience a llorar porque se siente solo y necesita sentir el calor de sus padres.
Por ello, es habitual que sobre todo al comienzo a las mamás y papás primerizos les cueste saber si el bebé está llorando por hambre, o si sin embargo le ocurre cualquier otra cosa o tiene alguna otra necesidad.
En este sentido, lo cierto es que no saber cuándo el bebé tiene hambre puede ser más común durante la lactancia materna y la alimentación a demanda (la más aconsejada y recomendada), dado que cuando alimentamos al pequeño con biberón es más habitual controlar la distancia entre las tomas.
Por suerte, existen una serie de signos o de señales que podrían indicar claramente que un bebé tiene hambre. ¿Sabes cuáles son? Los más comunes son los siguientes:
- Se mete las manos y los puños en la boca, succionándolos con fuerza.
- Pone los labios de la misma manera que si fuera a succionar.
- Abre la boca y saca la lengua.
- Mueve la cabeza de un lado a otro (señal de que está intentando encontrar los senos de su mamá).
- Se restriega contra los senos de la madre.
- Mueve la boca en la dirección del elemento que le toca, o cuando se le acaricia la mejilla (es lo que médicamente se conoce como reflejo de búsqueda).
Si el bebé muestra algunos de estos síntomas podemos tener más claro si tiene o no hambre, especialmente si ha pasado algo de tiempo desde la última vez que le alimentamos (por ejemplo, entre tomas durante la lactancia materna o entre biberón y biberón).
¿Y qué señales pueden ayudar a su vez a la mamá a saber si el bebé está saciado o no? Muy sencillo, los síntomas más comunes son los siguientes:
- Succión más lenta y pausada.
- Pérdida del interés por el pecho.
- Apartarse del pecho (o del biberón).
Si aparecen estos signos estarás segura de que el apetito del pequeño ha sido saciado. Por tanto, puedes dar tranquilamente por finalizada la toma desde el momento en el que los detectes.
Imágenes | Istockphoto
Comentar