Si estás dando el pecho a tu bebé y te han aparecido molestas, incómodas y dolorosas grietas en el pezón, debes saber que es un problema absolutamente normal, pero que pueden evitarse fácilmente si sabes por qué surgen.
De hecho, aunque la lactancia materna es una etapa maravillosa de unión plena entre la mamá y su bebé (y además imprescindible si tenemos en cuenta las principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que conseja el mantenimiento de la lactancia materna durante al menos los 6 primeros meses de vida), no está exenta de inconvenientes. Uno de ellos es la aparición de grietas en los pezones.
Cuáles son las causas de las grietas en el pezón
Son varias las causas que pueden influir en la aparición de las molestas grietas en el pezón. No obstante, la causa más común tiene que ver con la succión del bebé, la cual no es del todo adecuada. Y, sea cual sea la causa, viene motivado por el roce tanto de la lengua como de las encías del bebé con el pezón.
A su vez, pueden surgir como consecuencia de una colocación inadecuada de la boca del pequeño en el momento de alimentarse, la posición de que tiene el bebé al succionar, si se retira bruscamente el pezón de la boca, o incluso si el niño/a se queda dormido con el pezón en la boca.
O, también, pueden deberse a la presencia del conocido como muguet (hongos en la boca del bebé), los cuales terminan al final por favorecer la aparición de las grietas del pezón.
Problemas de la lactancia materna
Mastitis puerperal, síntomas, causas y tratamiento
Qué hacer en si han aparecido grietas en el pezón
Si las grietas en el pezón ya han aparecido es fundamental tener el pecho descubierto siempre que sea posible, lo que ayudará a evitar y calmar el dolor, y favorecer con ello la cicatrización. Por este motivo, se debería reducir el uso del sujetador todo lo que puedas.
Por otro lado, como te comentábamos en el artículo Pezones irritados al dar el pecho y cómo aliviarlos con leche materna, una solución natural excelente es la de aprovechar un poco de leche materna y, cada vez que se acabe con el amamantamiento, pasarte unas gotas alrededor del pezón.
¿Sabes por qué es tan beneficioso? Porque la leche materna tiene propiedades antibacterianas, lo que ayudará a reducir el riesgo de infección, y además se convertirá en la mejor protección para evitar las grietas.
¿Y cómo podemos prevenirlas?
Dado que para que se forme la grieta en el pezón es necesario que el bebé mame varias veces, la clave está en corregir la posición del pequeño al mamar desde el primer momento en el que se note dolor.
¿Y cómo corregir la forma de succión? Muy sencillo: es necesario, para que se haga correctamente, que el bebé tenga la boca abierta y los labios hacia fuera, abarcando gran parte de la areola con la boca. El mayor error, de hecho, es que el bebé succione solo el pezón.
Una forma de asegurarnos de que el bebé está succionando correctamente es observar si, cuando el bebé succiona, sus mejillas se hinchan, y cuando traga no se escuchan ruidos de succión. Si es así y además no sientes ninguna molestia tendrás la seguridad de que lo está haciendo de forma correcta.
Es necesario que el cuerpo del pequeño esté dirigido hacia el cuerpo de la mamá, para evitar que la mamá tenga que inclinarse para darle de mamar. Es decir, barriga contra barriga.
Imágenes | Istockphoto
Comentar