La mononucleosis, también conocida con el nombre de mononucleosis infecciosa (aunque popularmente sea más bien conocida como la “enfermedad del beso”), se caracteriza principalmente por ser una infección aguda causada por el virus de Epstein-Barr, el cual se manifiesta a través de faringitis, tumefacción de los ganglios, fiebre, la inflamación del hígado y en casos más graves el aumento del tamaño del bazo.
Dado que de momento no existe vacuna para su prevención, ni tratamiento farmacológico que ayude en la reducción de sus molestos síntomas, el mejor tratamiento pasa por el mantenimiento de un reposo absoluto, a la vez que ingerir líquido en abundancia. No obstante, cuando exista fiebre o dolor muscular, tomar paracetamol o ibuprofeno puede ser de ayuda (siempre bajo consejo de tu médico). De hecho, los especialistas sostienen que la mononucleosis se cura sola: la clave está en tener paciencia y hacer reposo absoluto.
¿Sabías que el ser humano es la única fuente de infección del virus de Epstein-Barr? Se trata de un virus que se transmite principal y fundamentalmente a través de la saliva, mediante besos, estornudos y tos. De ahí que sea conocida como la enfermedad del beso, no estando tan equivocados cuando la denominamos así, pero la realidad es que existen más formas de contagio: a través del contacto directo como compartir comida, cubiertos u otros utensilios que utilicemos para beber o comer. Incluso, como indicábamos, a través de la tos y los estornudos.
Por tanto, la clave en su prevención está en lavarnos bien las manos con agua caliente y jabón antes de comer o de haber tocado algo en la calle, evitar el contacto directo con personas con mononucleosis y tratar siempre de toser o estornudar en la parte interna del codo.
Imagen | William Brawley
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